La del pasado sábado fue una gala de los Premios Goya con acento andaluz. Andaluz era el conductor del espectáculo y también actor revelación, Dani Rovira, igual que el malagueño Antonio Banderas, Goya de Honor por toda su carrera, o Alberto Rodríguez, guionista y director de la gran triunfadora de la noche, la película "La isla mínima", que arrasó con 10 goyas en una gran noche del cine español más festiva que nunca.

Entre las diez estatuillas para la cinta diseñada en el seno de la industria audiovisual andaluza destacaron las de mejor director, película, guión y actor protagonista, en una edición con ganas de celebrar la reconciliación del cine español con el público.

El "thriller" de Alberto Rodríguez ambientado en las marismas del Guadalquivir culminó así una temporada de éxitos, mientras que su principal rival, "El Niño", de Daniel Monzón, se tuvo que conformar con premios más técnicos, cuatro en total: dirección de producción, sonido, efectos especiales y canción, para India Martínez.

Javier Gutiérrez "al borde del colapso" y "afónico", cumplió los pronósticos con el premio al mejor actor protagonista por su oscuro inspector policial de "La isla mínima". Y Nerea Barros, por el mismo filme, recibió como un impacto el anuncio del Goya a la mejor actriz revelación, que recogió bañada en lágrimas.

El galardón a la mejor actriz protagonista fue para Bárbara Lennie por "Magical Girl". Pero resultó ser el único reconocimiento para la cinta de suspense de Carlos Vermut, con siete candidaturas.

Otra de las protagonistas de la 29ª edición de los Goya fue "8 apellidos vascos", que unió al éxito en taquilla el reconocimiento de la Academia con tres de los cinco goyas a los que optaba, entre ellos el de Dani Rovira, que hizo un aparte como presentador para recoger el de mejor actor revelación.

Karra Elejalde se coronó mejor actor y Carmen Machi, su pareja en la pantalla, como mejor actriz, en ambos casos de reparto. Machi lo dedicó a su amiga, recientemente fallecida, Amparo Baró.

El talante festivo y las ganas de celebrar estaban más presentes que nunca, tras un año en el que el cine español logró una taquilla de 130 millones de euros y una cuota de pantalla del 25%.

La ceremonia comenzó con un viaje musical al pasado y un monólogo en el que el presentador, Rovira, le pidió al ministro de Cultura, José Ignacio Wert, que pusiera "buena cara".

Más combativo fue Pedro Almodóvar al excluir a Wert del club de "amigos" del cine y la cultura, justo antes de entregar el Goya de Honor a Antonio Banderas. Este se lo dedicó, muy emocionado, a su hija Stella del Carmen.

La 29ª edición de los Premios fue seguida en La 1 de TVE por 3.839.000 telespectadores (24,7% de cuota de pantalla), lo que la convierte en la más vista desde 2013 por espectadores y y desde 2011 por cuota de pantalla.