A sus años, Manuel Muñoz "Manu" (Huelva, 1961) ya tiene superado ese sueño en el que aparece un día cualquiera la figura del mítico productor quien, tras detenerse y mirarlo fijamente, le ofrece un contrato discográfico. Eso ya no se lleva y, además, quien toque un instrumento y cante en la calle se enfrenta a posibles sanciones, las que contemplan las ordenanzas municipales que o bien prohíben o bien restringen el desarrollo de esta y otras actividades en diferentes espacios públicos.

"Lo de ser músico callejero representa, sencillamente, una forma más y tan digna como otra de ganarse la vida", explica Manu, quien asegura que la ingratitud y la incertidumbre resultan para los artistas como él unas compañeras habituales, más allá del "romanticismo" con el que a veces se suele adornar este mundo.

No esconde, tampoco, que toca de "oído", aunque su abuelo dirigía la banda municipal de Huelva y en su ámbito familiar la música siempre ha estado presente, pero sostiene que esta condición de autodidacta le ha valido para crear sus propias melodías o interpretar las de otros.

A Tenerife llegó tras acumular un sinfín de vivencias, desde ser miembro de una comparsa carnavalera en Cádiz, amenizar los fines de semana en locales o integrar la típica orquesta de baile, rodando de fiesta en fiesta y de pueblo en pueblo. "Hasta que me planté y dije que ya estaba bien", cansado de tanto play-back. "Necesitaba encontrarme, componer desde mis propias sensaciones y descubrir otro tipo de sonidos y experiencias".

Y se convirtió así en habitual, una persona reconocible, casi de diario, ya fuera en la calle de La Arena, Candelaria, o por La Laguna, en La Carrera o Herradores. "Me basta la guitarra y la voz para llegar al público, sin amplificadores ni otro elemento".

Entre las versiones que interpreta destaca los repertorios de Manolo García, Luis de Torres, Sabina o Manuel Carrasco, entre otros.

"Creo que la calle es un escenario más reconocido, donde la gente se te acerca de una manera sincera, sobre todo los niños, y sin ningún tipo de compromiso", subraya Manu.

Pero para que nadie se lleve a engaño, también descubre que, además de los ingresos procedentes de la venta de CD y las monedas que a veces caen en el estuche de la guitarra, de cuando en cuando, por aquello de ser conocido, le surgen actuaciones de fin de semana "que ayudan, y cuanto, a mantener bien afinada la economía".

Hasta recuerda haber protagonizado un concierto en la plaza del Cristo, formando banda con otros dos músicos, y su participación en el disco impulsado por Ocho Producciones con catorce músicos callejeros de La Laguna.

Desde hace unos meses ha establecido su residencia en Fuerteventura, atraído por una oferta de trabajo y algo de estabilidad, pero asegura que no se ha ido con la música a otra parte.