No es la primera vez que le escucho decir que "si Mozart estuviera vivo escribiría música para cine". Como ese es un sueño imposible de cumplir, mejor se apuntan al espectáculo "ABBA en Sinfonía" que esta noche, a las 20:30 horas, colocará a Nick Davies al frente de la Orquesta Sinfónica de Tenerife en un concierto con aires setenteros que contará con la participación de las solistas Emmi Kangas y Emma Kligenberg. "La música de ABBA es universal y transmite felicidad", dice un director de orquesta británico que ha fijado su residencia en el sur peninsular.

¿Por qué decidió apostar por un formato que girara en torno a las letras de ABBA?

Porque es un grupo que continúa teniendo la fama que acumuló en los años 70 y porque su música transmite felicidad y optimismo. Además, con este formato la orquesta trabaja unos conceptos musicales distintos a los que habitualmente desarrolla en un concierto. La música de ABBA conecta muy bien con el mundo sinfónico.

¿Cuál es la mayor dificultad a la hora de transformar esta música a un plano sinfónico?

La misión de un director es conseguir que una orquesta toque con el estilo que se requiere en cada momento... Él tiene que hacer sonar a Beethoven, Mahler, Brahms, The Beatles o, en este caso, ABBA. Lo ideal es lograr un estilo sonoro que funcione bien con la orquesta; hay que buscar un equilibrio porque en este caso las cantantes están amplificadas y, por lo tanto, es fundamental que una parte no destaque sobre la otra. Además, en ese sonido se tiene que integrar una batería y un bajo eléctrico.

¿Ha sido complicado elegir un programa dentro de un universo musical tan amplio?

Decidir 18 temas y un "middle" final no es nada fácil cuando tienes un abanico tan grande, pero me reuní con las dos cantantes para fijar algunos criterios que tenían que ver con sus canciones favoritas y "visitamos" internet para ver cuáles eran los títulos preferidos en España. Este concierto está diseñado en progresión con la intención de alcanzar un clímax y terminar interpretando de "Gracias por la música" ("Thank you for the music"). Sus temas son eternos: nadie se queda impasivo cuando suenan los acordes de "Dancing Queen" o "Waterloo".

ABBA siempre es una apuesta segura, ¿no?

Eso espero, pero yo tengo una orquesta en Finlandia que el año pasado decidió apostar por un programa de Disney que se desarrollaba en tres funciones. La primera no fue muy bien, pero en cuanto empezó el boca a boca la cosa fue mejor. Para que estos programas rueden hay que construir un repertorio de calidad. Este mismo espectáculo se interpretó en Finlandia seis veces en 2014 con las cantantes que van a estar esta noche en Tenerife. ABBA son dioses en Escandinavia, pero reinan en todo el mundo.

¿El hecho de haber dirigido en anteriores ocasiones a la OST ha sido una ventaja a la hora de preparar este repertorio?

El trabajo que realizamos el año pasado durante la semana de las bandas sonoras ha dado sus frutos. Al menos esa es la percepción que me llevo viendo cómo me han recibido los músicos. Mi deseo es poder ampliar esta colaboración no solo con programas de cine, sino con repertorios clásicos. Siento que los componentes de la OST están felices por hacer "ABBA en Sinfonía". Esa conexión entre el director y la orquesta se debe transmitir a la audiencia para generar una asociación con unos altos niveles de calidad. La primera vez que Dudamel dirigió en Gotemburgo se produjo un entendimiento de tal magnitud que hoy desata una enorme expectación cada vez que vuelve. Ese es un trabajo de planificación que necesita tiempo para poder alcanzar su plenitud.

¿La música de cine, o como es el caso de ABBA, es un buen enganche para acercar nuevas audiencias al formato más clásico de una orquesta?

Las formas que se utilicen para llegar al lenguaje clásico no es lo importante; lo decisivo es que el público sienta esa fascinación y se quede. Si es a través de ABBA o de Mahler es lo de menos... Las orquestas españolas ya se han dado cuenta de que la música de cine es vital para poder atraer nuevas audiencias. Eso es algo que llevan haciendo desde hace años los británicos y no les ha ido nada mal.

¿Contar con un festival del perfil de Fimucité es una garantía a la hora de ver que existe una audiencia que consume esta propuesta musical?

Esa idea está asociada con la respuesta de ofrecer calidad a la audiencia. Fimucité ha ido creando un público que sabe apreciar el nivel de la Orquesta Sinfónica de Tenerife y de los programas que interpreta... En un festival de ese nivel los espectadores pagan una entrada para ver un producto de primer nivel y los músicos están obligados a cumplir esas expectativas. En el caso de la OST hay elementos de peso para pensar que el nexo con la audiencia es total, independientemente del repertorio que interprete, puesto que es un grupo excelente.

Esto no tiene mucho que ver con el concierto de hoy, ¿pero da la sensación de que la música de cine que se escribe hoy es más efímera, que los grandes títulos que están en las "quinielas" de los aficionados a las bandas sonoras?

Aquí hay que fijar un punto de partida entre lo que es buena y mala música y lo que es una obra memorable y menos memorable... En los últimos años los compositores se han decidido a escribir música más ambiental que narrativa y eso es un problema porque usan efectos de sonidos que son difíciles de retener y mucho más complicado de mostrar fuera de la gran pantalla. El cine es un buen recurso para vivir y promocionar la música: hay un montón de jóvenes que están tratando de hacer cosas arriesgadas en un mercado bastante competitivo. Si Mozart estuviera vivo compondría bandas sonoras porque es un soporte que tiene una rápida y gran difusión.