La escritora británica Olivia Stone visitó Canarias en el año 1883 con la intención de explorar todas las islas para contar cómo eran en una época en la que la clase alta británica elegía el archipiélago como uno de los destinos de sus viajes. El resultado de aquella estancia de cinco meses está recogido en la obra "Tenerife and its six satellites. (Tenerife y sus seis satélites", dos volúmenes que describen con todo lujo de detalles sus experiencias y observaciones, que fueron publicados en Londres en 1877.

La Cátedra Cultural Alexander von Humboldt de la Universidad de La Laguna celebra esta valiosa aportación documental con el montaje de una exposición, "Olivia Stone y la naturaleza de las palabras, comisariada por el profesor Francisco Javier Castillo, que se desarrolla, hasta el 28 de febrero, en el Fuerte de Almeyda en Santa Cruz, sede del Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias.

Una veintena de paneles contienen los textos en los que Stone explica los distintos elementos, paisajes, naturaleza y costumbres, entre otros aspectos que observó en cada una de las Islas, testimonios que están complementados con fotografías actuales de esos valores a los que se refiere en su obra, con más de mil páginas. También se incluyen ilustraciones de los lugares que visitó junto a su esposo, el fotógrafo John Harris Stone.

El profesor Francisco Javier Castillo considera que la crónica de viajes de Stone "tiene una gran importancia porque en la primera edición tuvo un formato muy amplio para lo acostumbrado en las guías de viajes de la época. Ella incluyó muchos detalles de las Islas. Fue la primera viajera que visitó las zonas rurales de todas las Islas, además de las ciudades, algo que no se había hecho con anterioridad. De ahí la gran importancia de todos los detalles que recogió, costumbres, vestimenta y material gráfico, porque también hicieron fotografías. Fue la gran tarjeta de presentación de las Canarias en Europa en el siglo XIX".

Para este investigador, Stone y Humboldt fueron los grandes difusores de Canarias en el exterior en el citado periodo, además de ser los primeros ecologistas que defendieron la necesidad de conservar la naturaleza, un potencial que hay que saber administrar, cuidar y transmitir a las futuras generaciones.

Son muchos los aspectos sobre los que habló Stone en su obra, algunos vanagloriando lo que veía y en otros criticándolo, pero siempre aportando fórmulas para mejorar.

"Ella habla de casi todo. Le pongo un ejemplo. A los pocos días de llegar a Tenerife, estuvo en el mercado de La Laguna y allí probó un tuno. Pues ella describe no solo el sabor, sino el método para pelarlo, que se sigue usando, y no llenarse de picos. También se refiere al pan de la Isla por su calidad, y a las naranjas las llega a llamar las manzanas de oro de las Hespérides. Todo lo relacionado con la alimentación le causó una gran impresión. Lo mismo que el paisaje y la defensa de la naturaleza".

Por otro lado, "cuando vio en La Palma parte de los bosques talados para convertir la leña en carbón, arremetió contra esa práctica. Ella era anglicana y no estaba acostumbrada a los templos que tenemos en Canarias, tan barrocos, llenos de oropel y de joyas. Ella tenía una idea de la religión mucho más desnuda, sin tantos abalorios. En este sentido, criticó la poca humildad del clero".

Lo más importante para Castillo de la crónica de la viajera inglesa es que "tenemos la retina de Olivia Stone y podemos mirar cómo era Canarias en 1883. Ese es el gran valor, porque muchas cosas que ella vio y describió ya no existen".

Olivia Stone vio la antigua Iglesia de Los Remedios de La Laguna en su estado original, con las columnas torcidas a punto de caerse, antes de que se hiciera el actual templo de hormigón. Jugó un papel importante en la conservación de la Cueva Pintada de Gáldar al convencer al alcalde para que la comprase, vaciasen de basura y pusieran una puerta para que no la deterioran más. Fue una de las pioneras en visitar El Hierro y a La Gomera la denominó "La joya del Océano", entre otras curiosidades.