Ahora caminan por la calle y sus amigos y vecinos de toda la vida a veces ni los saludan porque no los reconocen. No es de extrañar, ya que incluso ellos mismos siguen sorprendiéndose con la imagen que les devuelve el espejo cuando se miran en él. "Me regalan ropa y pongo buena cara, pero pienso que se han equivocado, que es imposible que yo quepa ahí, pero después me lo pruebo y me queda perfecto. No me hago a la idea de que después de tanto tiempo con una talla 56 ahora lleve una 40", narra con una sonrisa de oreja a oreja Yolanda Rodríguez, de 31 años, y que reconoce que durante toda su vida ha sido "gruesa".

Lo mismo le sucede a Miguel Ángel García, que llegó a pesar 132 kilos y que ahora sabe que su vida corrió serio peligro en varias ocasiones sin él tener constancia de ello, puesto que con 132 kilos se iba a cazar a El Teide, donde las condiciones atmosféricas exigen estar en plena forma.

Ambos trataron de hacer todo tipo de dietas y se pusieron en manos de todos los profesionales sanitarios públicos y privados que encontraron, pero cuando ya habían perdido la esperanza de que su caso tuviera una rápida solución, debido a la lentitud del sistema, se cruzó en sus vidas el doctor Miguel Ángel Carbajo.

"Durante toda mi vida ser gorda me ha marcado mucho. Recuerdo que iba a clase de música y todos mis compañeros se sentaban en el suelo con facilidad y se levantaban de un salto mientras que a mí me costaba un montón. Fue una etapa muy dura y me sentía muy rechazada. De adulta mejoró, pero me sentía observada, que la gente me miraba", relata Yolanda que admite que la obesidad la ha condicionado de tal manera que nunca a ido a un teatro o a un auditorio por miedo a no caber en el asiento.

"Pesaba 118 kilos y me di cuenta de que así no podía continuar porque vestirme, por ejemplo, era una tortura y mi relación de pareja también se resintió porque toda la ropa me hacía verme mal y me negaba a ir a cualquier sitio, relata "Yoli".

Menos de 365 días después pesa 48 kilos menos y asegura que se ve guapa y que quiere salir.

"Yo, desde los 10 años, empecé a aumentar de peso y a los 18 años ya pasé la barrera de los 100 kilos. Entre los 18 y los 30 alcancé lo 120 kilos y de los 30 a 40 me llegué a ver en los 132 kilos", detalla Miguel Ángel García.

Al igual que "Yoli" tomó la decisión cuando fue consciente de que nada le funcionaba.

"Finalmente tomé la decisión de operarme y mi médico me hizo un pase a los especialistas del hospital, Llegué a conocer al cirujano que realiza las operaciones de reducción de estómago pero, por casualidad, fui a dar con el doctor Carbajo y me informé a fondo sobre qué alternativas tenía y me di cuenta que mi situación era muy delicada y que no podía esperar más", profundiza este tinerfeño, que explica que entró en el quirófano un jueves por la tarde y que al martes siguiente ya se había incorporado a trabajar.

El artífice de estos cambios en la vida de estas dos personas y de "varios cientos de canarios" es el director del Centro de Excelencia para el Estudio y el Tratamiento de la Obesidad y de las Enfermedades Metabólica de Valladolid, el doctor Miguel Ángel Carbajo, que ve "normal" que tantas personas de las Islas viajen 2.000 kilómetros "porque Canarias es la región con los índices más altos de obesidad y buscan una solución definitiva y de calidad".

Y es que este experto relata que "el 100% de los casos de obesidad mórbida no se pueden resolver sin cirugía" y que su centro es el que mejores resultados tiene no solo inmediatos sino a diez años.

Yolanda Rodríguez

Miguel Ángel García

Ya son cientos los canarios que ha operado el doctor Miguel Ángel Carbajo, puesto que según confirma le llegan pacientes procedentes de las siete islas.