Resaca, torrijas, chocolate caliente y a dormitar viendo el Coso. Por lo menos así era antes el Martes de Carnaval. Ahora el asunto ha decaído mucho, e intuyo que hoy en día se dedica básicamente a dormir, comer, dormir otra vez y empatar con el miércoles.

En otros tiempos se cumplía un ritual que comenzaba un par de semanas antes, con las abuelas garrapiñando cada trozo de pan que quedara pululando por la casa. La talega tenía que estar repleta para el día en cuestión. Ya saben, las famosas torrijas de Carnaval con una jícara de chocolate de hacer, "La Candelaria".

Los más afortunados alcanzaban una taza de caldo al mediodía. Pero el ritual de las torrijas arrancaba frente a la Tele. Solo existía la primera cadena, La 1 de hoy. El vapuleo al sofá, viendo el Coso, era de escándalo. Además siempre caía una copita de Anís del Mono para animar la resaca. Los más comedidos iban después directos a la cama. Los más atrevidos tenían incluso la desfachatez inaudita de volver a salir.

El Martes de Carnaval moría temprano, pero con la ilusión de un entierro de la sardina ya previsto. Martes de Carnaval, aún no se había guardado el disfraz y ya se estaban sacando los abalorios de viuda alegre. Y con la piñata por delante. Tremenda farra.

@sdnegrin