La alerta meteorológica por fuerte viento -aviso amarillo tenía que ser, aunque se trate solo de una coincidencia- lo hizo peligrar a primera hora y fueron muchos, sobre todo guiris, los que reclamaban desde bien temprano su silla -plegable, de tijera, de madera y entre lo más incómodo del mercado, pero mía, solo mía- hasta que la organización decidió, consultado el "oráculo meteorológico", que el desfile debía partir y comenzó a colocarlas (las sillas) sobre las 11:30 horas. Luego, como cada año, el Coso Apoteosis se adueñó de las calles más cercanas a la costa de Santa Cruz, léase avenidas de Anaga y Marítima, para ofrecer un muestrario del Carnaval chicharrero dedicado, sobre todo, a los foráneos.

Muchos carnavaleros ya estaban algo "cascados" a estas alturas después de tantos días de fiesta, pero había que dar el do de pecho y no fallaron sobre el asfalto de esa avenida que durante muchos años ha sido testigo de lo mejor de la fiesta de la máscara de la capital tinerfeña. No obstante, una hora después de iniciado el coso, el diseñador de la cuarta dama de honor y autor del traje de Saida Prieto hace dos años, Víctor Díaz, de Cavi-Lladó, sufrió una repentina dolencia que obligó a su traslado a un centro hospitalario, donde permaneció anoche en observación.

No defraudaron los protagonistas, que durante varias horas mostraron todo el colorido, el ritmo y parte de la esencia del Carnaval para solaz y disfrute de los que vinieron en guagua de Norte y del Sur, o de aquellos que han elegido este rincón del Atlántico para pasar unos días. Fueron miles en la calle "de miranda", otros muchos desfilando y bastantes más "sobando" en su casa. Hoy con el entierro de la sardina se acabó... O no, que por ahí asoma la Piñata.