Alberto Molina y Toño Hernández son voces autorizadas del tinerfeñismo. Entre los dos alcanzan los 699 partidos vistiendo la camiseta blanquiazul. Todo un mundo. Por eso, están perfectamente capacitados para hablar sobre el derbi. Ayer dieron una "masterclass" en Radio El Día y, durante una hora, profundizaron en los argumentos futbolísticos que puede esgrimir el Tenerife para conquistar de nuevo Gran Canaria. "Deben ser positivos y creer en la victoria", apuntaba el primero. "Hay que estar muy concentrados porque estos partidos se definen por detalles", remataba el segundo.

Las posibilidades de la escuadra que dirige Raúl Agné están intactas, pese a la enorme diferencia clasificatoria (23 puntos). "En la primera vuelta ellos estaban lanzados y nosotros no terminábamos de arrancar", recordaba Molina, "pero aún así fuimos capaces de ganar, incluso dándole la vuelta al marcador". Por eso, la actitud debe ser "siempre positiva. Así lo cree Toño, que no otorga siquiera el papel de favoritos a los amarillos. "Vamos al 50 por ciento", insistía antes de apelar a la "ilusión" como un valor de los visitantes y a la "experiencia", en el caso de los locales.

La baja de Aitor Sanz puede ser una de las claves del encuentro de rivalidad. Se trata de un jugador capital para el funcionamiento defensivo de los blanquiazules. "Está claro que lo vamos a echar de menos, pero un jugador no hace un equipo y seguro que encontraremos la forma de sustituirlo", valoraba el que fuera jugador del Tenerife entre 1963 y 1976, además de capitán. "La verdad es que no tengo ese miedo", insistía cuando se le recordaba que tampoco estaban disponibles Ricardo León y Quique Rivero. El sustituto puede ser Cristo Díaz que, cuando ha tenido minutos, "lo ha hecho bien". Por eso, el otro gran capitán, el del primer lustro de los 90, no está preocupado. "Aunque es verdad que se trata de un futbolista importantísimo", admitía antes de recordar que, en su época, nunca se achicaron ante los rivales grandes.

Cuestionados por el momento en el que llegan los dos equipos, Molina ve a Las Palmas como un conjunto "preparado" y que, desde el inicio de la temporada, "sabe lo que tiene que hacer" en cada momento. Quizás por eso, advierte a los de Agné de la conveniencia de "seguir la línea trazada el pasado domingo ante el Valladolid" porque todavía faltan "algunas cositas" por trabajar y mejorar. Para Toño, "los dos llegan en buen momento". Después del empate a uno en Miranda de Ebro y el triunfo en el Heliodoro, "el cambio es evidente" en las filas blanquiazules. Por eso, reiteraba que ve el clásico "muy igualado".

Grancanarios de nacimiento, los dos históricos estuvieron políticamente correctos a la hora de desear "el ascenso de la UD Las Palmas a Primera División" porque, al fin y al cabo, "somos todos canarios y, para que suba el Llagostera, que suban ellos". Pero no ocultaron sus sentimientos: "El domingo queremos que gane el Tenerife". Los dos llegaron jóvenes a la Isla y se sienten uno más aquí. "Yo cuando veo jugar a la UD es como si jugara el Celta", bromeaba Molina que todavía tiene familia en la otra orilla. "Pero para que suba el Betis, que suban ellos y el año que viene, nosotros", remataba Toño mirando ya hacia un futuro más esperanzador.