¿Se acuerdan de aquella pregunta? ¿Qué quieres ser de mayor? Al principio era una cuestión juguetona que se hacía a los nenes para echar unas risas. Ya entrando en la adolescencia el asunto se tornaba más serio y ya llegando a los 18 o 19 años, la preguntita de marras adquiría todo su sentido: qué voy a ser de mayor, porque ya soy mayor.

Las respuestas eran prácticamente las mismas. Quiero ser médico, ingeniero, abogado, piloto de aviones o arquitecto. Lo de periodista ni se mentaba. Ser periodista era (y sigue siendo) una ruina. Cuando les dije a mis padres que quería dedicarme a esto de contar cosas, casi los mato del disgusto.

Hoy en día el cuento ha cambiado. Tengo amigos médicos que se han largado fuera porque aquí cobraban una miseria. Ingenieros que no firman un proyecto desde hace dos años. Abogados que aceptan casos por 70 euros o que sobreviven gracias al turno de oficio. Pilotos que se dedican a llevar carga en aviones de mala muerte porque es lo que hay, y arquitectos en el paro o haciendo chapuzas de albañil para llevar unas perras para casa.

Así está el cuento. Ahora a los niños, cuando se les pregunte qué quieren ser de mayores hay que inducirlos en la respuesta: "Lo que sea, pero que traiga dinero al bolsillo, que el cuento no está para bromas".

@sdnegrin