Jorge Dávila, Santa Cruz de Tenerife

"No me gusta que la gente piense que tengo un vocabulario que es la hostia; lo mío es más natural", cuenta Ignacio Fornés Olmo, más conocido en los círculos musicales como Nach Scratch, horas antes de presentar su octavo disco, un proyecto en el que se ha involucrado el tinerfeño Pablo Cebrián y que volverá a colocar al MC, poeta y sociólogo alicantino como el gran referente del género rap que se hace en territorio español. "Yo no avasallo a nadie con el peso de mis letras", puntualiza Nach.

Es un disco de rap como yo lo concibo, es decir, un trabajo en el que de antemano no hay nada planificado. Está lleno de temas que van surgiendo en mi cabeza, que veo o pienso, y a partir de ahí voy creando un cuadro que va creciendo en función de los temas que elijo. Analizo los sitios a los que he ido y a los que ya no voy a volver para generar un espacio completamente diferente.

¿Qué valoración hace del trabajo realizado por Pablo Cebrián?

Ha sido el responsable de todos los arreglos musicales y su mano se nota porque le ha dado al disco una dimensión musical bastante mayor. Aunque no la pretenda ni la busque esa evolución está ahí. Hay gente que ya lo ha escuchado y dice que no la percibe, pero está... Pablo Cebrián es un gran profesional, que además de saber jugar con la música a distintos niveles. Es una persona que se involucra al dos millones por cien en todo lo que hace. Trabajar con él no solo implica saber que tienes que dar el máximo, sino exponerte a que te machaque al ping pong, reírte, ver películas... Él sabe generar un buen rollo en torno a un proceso creativo.

¿Muchos siguen pensando que el rap es un género muy sencillo?

Yo no me voy a comparar con otros géneros musicales porque no los practico, simplemente, le tengo cogido el tranquillo a lo que es hacer composiciones de rap. Supongo que hay algo dentro de mí que no lo hace fácil, pero sí que me permite tener cierta habilidad a la hora de jugar con las palabras.... Esto tiene su complejidad porque es sencillo caer en la repetición o dejar que se cuelen palabras que no transmiten emociones. También está el reto de ir encontrándote en otras temáticas sin caer siempre en la misma fórmula. Para mí esa es una búsqueda apasionante.

Contar con una discografía tan larga en un género que no se cuida demasiado en España es un éxito, ¿no?

Este no es un género que se prodiga mucho en España, ni tiene una gran defensa desde los medios de comunicación, pero sí que hay un movimiento de militancia que crea unos vínculos muy sólidos entre el público y un artista. Las personas que me he ganado a través de mi música tienen un sentido de lealtad muy elevado. El rap utiliza unas formas de contar las cosas que no gustan, pero nadie discute su verdad.

¿Esa militancia de la que habla necesita que Nach está en constante renovación?

Esto es como un director de cine: todas las películas son diferentes, pero el sentido de su obra siempre tiene unos puntos de unión que están bien definidos. A mí no me gustan los cambios; prefiero una evolución sin rupturas porque al final esas cosas pasan factura. Hay grupos que deciden darle un giro de 180 grados a su carrera y pierden todo su atractivo.

¿Hasta qué punto la Sociología influye a la hora de buscar temas que incorporar a sus letras?

Alguna conexión sí que hay... Por lo menos la curiosidad que me llevó a estudiar Sociología sí que está. Supongo que a veces me fijo en cosas que para otros no tienen interés, o no quieren denunciar.

¿Cuál es el peso real que tiene la palabra o la poesía en su obra?

Ese es un peso que está dentro de mí desde que era niño porque mi madre me supo conectar con la poesía, la lectura, el teatro, es decir, que lo he ido desarrollado de forma creciente. Crear imágenes a través de una palabra es un don que hay que cuidar. Además, mi música es cinematográfica. No me gusta que la gente piense que tengo un vocabulario que es la hostia; lo mío es más natural... Yo no avasallo a nadie con el peso de mis letras.

¿Esta es una sociedad que se ha cansado de gritar?

No sé si es eso o todo está conectado con la idea de una mayoría de la población está decepcionada con las personas que esperaban que convirtieran los gestos en palabras... Esta sociedad ya no confía en los discursos vacíos de contenido. Nos han acostumbrado a la mentira valiéndose de palabras en las que existen recovecos para el engaño y manipular voluntades.

¿Llevar su rap al cine -en 2012 optó a un Goya por la música de "Verbo"- es un síntoma para la esperanza?

Eso es culpa de una serie de directores jóvenes que entienden que es una música tan válida como cualquier otra para apoyar la imagen. Lo anormal es que siguiera excluida por decisiones que no estaban asociados a unos criterios estéticos o de calidad.

¿Qué espera de este proyecto?

Sobre todo, acierto y la posibilidad de encontrarme cara a cara con el público... Esa sensación no es sencilla de explicar: pasa y te quedas con la sensación de estar en una situación de privilegio. La oportunidad de experimentar ese directo en distintas ciudades es una de las razones para seguir apostando por este proyecto.

¿Y entre esas ciudades existe un hueco para Canarias?

Siempre lo ha habido... Canarias volverá a estar en esta gira; allí la gente no me falla y eso es algo que cuido mucho. Yo no le pongo fronteras a mi música.

"Esta sociedad ya no confía en los discursos vacíos de contenido"

Vea aquí el videoclip del tema "Hombre de luz", que forma parte de "Versoteris-mo tf", de Nach.