Nadie se atreve a fijar una edad en la que se debería dejar de conducir, pero para conjugar el derecho a la movilidad con el de la seguridad los expertos exigen más implicación de familia y médicos de atención primaria, y reconocimientos psicotécnicos más rigurosos y en menor plazo para conductores ancianos.

¿Habría que establecer un límite de edad para conducir? Efe ha consultado a diversos expertos en seguridad vial sobre ello y la posibilidad de poner en marcha algún programa de reeducación o reciclaje para un colectivo de conductores mayores de 70 años que, a octubre del año pasado, ascendía a casi 800.000.

Una mujer de 81 años murió el sábado en Vizcaya al volante de su vehículo, de 22 años de antigüedad. Dos días antes, otro hombre, de casi 90, perdía la vida en Ávila en una colisión entre el coche que conducía, matriculado en 2000, y otro.

Según la Dirección General de Tráfico (DGT), en 2013 murieron en las carreteras 200 personas de entre 65 y 74 años, 206 de entre 75 y 84 años y 76 mayores de 85.

Víctimas, automovilistas y expertos en seguridad vial coinciden en que no se puede fijar una edad límite, sobre todo en un época como la actual en la que la movilidad es imprescindible y la esperanza de vida ha aumentado y porque cada persona envejece de forma diferente.

Reclaman, no obstante, una mayor atención de los médicos de atención primaria, que deben explicar a los conductores mayores los efectos que al volante pueden producir los medicamentos que consumen y asesorarles sobre la limitación del tiempo que deben manejar un vehículo en función de sus condiciones de salud. También sus familias deben implicarse, subrayan.

Algunos expertos son críticos con los plazos de renovación del carné, que se han ampliado incluso para el colectivo de más de 65 años (cinco años frente a los dos que estaban establecidos para los mayores de 70), y con los reconocimientos psicofísicos, que a veces se limitan a revisar la vista y el oído, por lo que exigen un mayor rigor.

Desde la Asociación española de centros de reconocimiento de conductores, su presidente, Juan Arévalo, sostiene que existen graves deficiencias en la preparación de los facultativos que evalúan las condiciones de los conductores, porque no tienen los conocimientos suficientes de medicina aplicada a la seguridad vial. "Que cobren 16 euros en algunos centros sin aplicar criterios rigurosos ni unificados es una broma y un peligro".

Para Francisco Canes, presidente a la asociación de víctimas DIA, la situación que denuncia Arévalo constituye "un cachondeo inadmisible", contra el que la administración debería luchar con inspecciones anónimas. Y reivindica reconocimientos "mas asiduos, aunque sean gratuitos", porque el deterioro de un mayor avanza en meses.