Sin duda que Hitler no puede compararse con Hugo Chávez ni Maduro en criminalidad, pero sí en histrionismo. Hitler y Stalin fueron unos ascetas comparados con el espadón y el sindicalista venezolanos. No tuvieron hijas okupas de la residencia oficial de la presidencia del Estado ni comitivas a China dignas de sultanes y emires. Stalin fue un dandi comparado con los presidentes del chándal en deriva al estado anfibio.

Chávez y Maduro, Fidel y Raúl Castro no han escrito nada parecido a "MeinKampf" (ideas criminales, teorías falsas, pero "best seller") de Hitler, ni "El marxismo y la cuestión nacional" (uno de los mejores textos sobre el tema) de Stalin. Los dos pares caribeños han sido modelos históricos de ineficiencia, reparto oligárquico de la miseria, improductividad, fomento de la incuria y planificación de la molicie del pueblo. Stalin y Hitler crearon dos potencias industriales y pusieron a dos países a trabajar y progresar: autopistas, ferrocarriles, siderurgia...

Que Rusia y Alemania quedaran en escombros tras una guerra era lo lógico; tiene mucho más mérito arruinar un país en tiempos de bonanza y pese a las ubres de rublos de la URSS succionadas por Cuba y el don del petróleo y materias primas en Venezuela. Tanta inutilidad parece casi cuestión geográfica, habida cuenta que Corea del Norte construye misiles, ataca redes...

Mientras algunos consiguen transformar la realidad (¡no se dicen revolucionarios!) y no derruirla y actúan en el mundo de los fenómenos, otros lo hacen en el de los fonemas. Cuál podía ser la renta per cápita de Cuba y Venezuela si se midiese por los fonemas salidos de años de discursos de Fidel y de los programas, con Jesucristo por amigo, en la televisión del espadón y el sindicalista. Del acero a la verbosidad huera.

Cualquier discurso de Hitler y Stalin tenía virtualidad en el mundo de los hechos, era como si la mayoría de los enunciados fueran performativos: órdenes, prescripciones, ocurrir, y no humo.

La dictadura del proletariado ha sido enterrada por la izquierda con disimulo, ahora ese totalitarismo toma el poder y lo usurpa, colonizando el ejecutivo el resto de los poderes hasta el absoluto sometimiento institucional, desarrollando políticas asistenciales y de caridad (lo que hace el Ejército de Salvación en Estados Unidos), aboliendo la libertad de prensa y demás libertades, y dejando un pequeño margen de oposición hostigada como en los países del telón de acero al principio. Se trata de consumar el desmantelamiento fáctico de los procedimientos e instituciones democráticas.