El escritor Arturo Pérez-Reverte entona un canto a los libros y a la amistad en su nueva novela, "Hombres buenos", una intriga ambientada en el siglo XVIII con la que deja muy claro que "sólo hay dos formas de cambiar el mundo: con la razón y la cultura o con la revolución y la guillotina".

Por eso, le preocupa tanto que el Gobierno español "se esté cargando la cultura, la única cosa que nos puede salvar", ha afirmado hoy el escritor en una entrevista con Efe con motivo del lanzamiento de su nueva novela en todos los países hispanohablantes, editada por Alfaguara.

"Lo que está haciendo el Gobierno con la cultura es infame. Está desapareciendo y está siendo arrinconada, envilecida y olvidada", asegura Pérez-Reverte, quien en su novela critica a Mariano Rajoy, presidente del Gobierno, por su inasistencia a actos culturales.

"Nos están acorralando, nos están poniendo contra la pared, y eso es muy peligroso. Un español acorralado históricamente ha demostrado que es muy peligroso", advierte.

Basada en un hecho real, "Hombres buenos" funde con maestría la intriga y las peripecias habituales en los libros de este escritor con el torbellino de ideas y reflexiones propias del XVIII, ese siglo en el que los ilustrados intentaron "barrer fanatismos y se dieron cuenta de que la educación de los pueblos era la mejor forma de vivir en paz".

Y es una novela llena de claves que permiten comprender bien el presente, y que contiene "una reflexión moral y social sobre la España del siglo XVIII y la de ahora, sobre lo que pudimos ser y no fuimos, y el porqué somos como somos", indica este novelista cuya obra está traducida a más de cuarenta idiomas.

En su nuevo libro, sumerge al lector en el París de los años previos a la Revolución francesa, y despliega ante él el mundo cultural, político e ilustrado de la época.

La novela se le ocurrió a Pérez-Reverte, académico de la Lengua desde 2003, al ver en la Biblioteca de la Real Academia Española los 28 tomos de la primera edición de la Enciclopedia francesa, que la RAE compró en París en el último tercio del XVIII, a pesar de que estaba prohibida en España.

Para adquirirla, mandaron a dos "hombres buenos" a Francia, como consta en las actas de la RAE, una institución a la que Pérez-Reverte rinde homenaje en su novela.

"He querido homenajear a los académicos del XVIII por su grandeza, su tesón, su bondad, su patriotismo, y porque intuyeron que definiendo con rigor la lengua, haciéndola más racional y científica, también estaban cambiando España", subraya el novelista, que se siente "en deuda con aquellos hombres".

De traer a España l''Encyclopédie de Diderot y D''Alembert se encargan, en la ficción, el bibliotecario don Hermógenes Molina, un hombre ilustrado que "creía conciliables fe y razón", y el almirante don Pedro Zárate, "científico, frío, racional" y un personaje al que Pérez-Reverte le ha prestado parte de su forma de ver el mundo.

Estos "hombres buenos" tendrán que sortear mil dificultades en su viaje y durante su estancia en París, donde les hará de guía el abate español Bringas, "un ser exaltado, revolucionario, ultramontano".

Desde España, intentan boicotear la compra de la Enciclopedia dos académicos "malos", opuestos ideológicamente entre sí.

"Uno representa la rancia ultraderecha y fanática y el otro, la izquierda demagógica y arrogante", señala el escritor, quien, con estos personajes ha deseado "reflejar esas dos España extremas que no quieren al enemigo vencido, sino exterminado, fusilado, exiliado, borrada su memoria".

"Hombres buenos" se desarrolla en el siglo XVIII y en el XXI, y el narrador es un académico actual de la RAE y, aunque Pérez-Reverte insiste en que no es él, lo cierto es que se le parece mucho.

Sólo el autor de "El Club Dumas" podría bromear ante sus compañeros de la RAE con escribir una novela que titularía "Limpia, mata y da esplendor" y en la que los académicos irían siendo asesinados uno tras otro.

Pérez-Reverte está convencido de que "la incultura y el fanatismo llevan a la barbarie". Para comprobarlo, basta con ver en la actualidad la forma de actuar del Estado Islámico.

"El problema está en que, en España, cada intento que ha habido de los ''hombres buenos'' por romper las barreras que nos tenían encerrados en el calabozo secular, han tropezado con lo mismo: con el trono y el altar, con la estupidez de los monarcas incapaces y con el fanatismo derivado de la religión", asegura.

Este novelista que ha dado "demasiados tumbos por la vida" como para poder ser "un hombre bueno", valora por encima de todo la amistad, y tiene amigos "en muchos países y ambientes distintos, desde los más bajos a los más respetables".

"Con la edad, te das cuenta de que la amistad de verdad es el mayor don del que un ser humano puede disfrutar", concluye.