No es la primera vez que Florentino Pérez, poco acostumbrado a dar declaraciones a los medios de comunicación, acude al rescate de un entrenador como hizo este jueves con Carlo Ancelotti, que vive uno de sus peores momentos desde que comenzó su etapa en el banquillo del Real Madrid.

La derrota ante el Schalke 04 alemán por 3-4 en la Liga de Campeones, la pérdida del liderato el pasado fin de semana tras caer en San Mamés 1-0 con el Athletic, el empate contra el Villarreal de hace quince días y las críticas que han llovido encima de muchos jugadores y del técnico italiano, han despertado al máximo mandatario blanco.

Florentino Pérez, por segunda vez en los últimos tiempos, acudió corriendo y de manera inesperada al palco de honor del estadio Santiago Bernabéu para ratificar a un técnico por una información de un medio de comunicación. Eso no es nuevo.

Esta mañana, como él mismo dijo, "desayunó" con la noticia del diario ''Marca'', que en su portada informó de que Ancelotti sería destituido en el caso de sufrir una "debacle" dentro de dos jornadas en el Camp Nou en el partido que disputará su equipo ante el Barcelona.

Ese fue un acto casi repetido al que protagonizó el 24 de enero de 2013, cuando en el mismo escenario, el palco de honor del Santiago Bernabéu, ratificó en el cargo a José Mourinho tras una información del mismo periódico que afirmaba que sus capitanes le habían pedido la destitución del entrenador portugués.

Entonces afirmó que "nadie" se había puesto en contacto con ninguno de los principales jugadores del club para contrastar esa información. Justo algo parecido a lo que ha dicho dos años y tres meses después. Florentino lamentó que nadie le llamara para preguntarle por una posible marcha de Ancelotti en el caso de sufrir una hecatombe en el Camp Nou.

Ese es el estilo de Florentino Pérez, actuar de parapeto ante sus jugadores y su entrenador. En momentos de crisis, el presidente blanco, cuando peor están las cosas para su equipo, prefiere ser una muralla para frenar "unas campañas malintencionadas" que intentan, a su juicio, desestabilizar al Real Madrid.

Cuando defendió a Mourinho en aquellos días de invierno de 2013, el Real Madrid acabó el curso con una segunda posición en la Liga, un subcampeonato en la Copa del Rey y una eliminación prematura en las semifinales de la Liga de Campeones.

Aunque corroboró al que era su entrenador, Mourinho acabó marchándose al Chelsea dejando varios desencuentros con miembros del vestuario como Iker Casillas o Cristiano Ronaldo. Su marcha dio paso a la "era Ancelotti", cuya labor es cuestionada desde muchos sectores de público y prensa después de un primer año exitoso en el que ganó cuatro títulos, entre ellos la Liga de Campeones.

Tal vez el momento trascendental del curso ha provocado la salida a la palestra de Florentino Pérez, que, aparte de defender a Ancelotti, dio la cara por Casillas, Cristiano y, sobre todo, por Gareth Bale.

Defendió el trabajo del futbolista galés y recordó su papel primordial que tuvo en la final de Copa del Rey y en la de la Liga de Campeones. Y, además, volvió a insinuar campañas de desprestigio, en este caso contra Bale, que intentarían condicionar la "voluntad" de Ancelotti para cambiar la famosa táctica del 4-3-3 con Cristiano, Benzema y Bale en la punta de ataque.

Fue otra más de las quejas de un presidente que volvió a salir a la palestra para desmentir informaciones, defender a sus jugadores, ratificar a su entrenador y, eso sí, reconocer que su equipo no está bien. Hace dos años le salió mal la jugada, el Real Madrid no ganó nada y Mourinho se fue.

Ahora tiene otra oportunidad para dar la vuelta a una situación que, aunque tiene arreglo, no es muy halagüeña. Florentino, el "apagafuegos", volvió a ejercer de bombero. Es posible que logre apagar las llamas de un incendio que puede quemar a unos jugadores y a un entrenador en crisis, pero también puede fallar y el Real Madrid, como hace dos años, acabar sin títulos importantes.