Es lo que faltaba. Que el presidente de un banco nos advirtiera de los peligros de Podemos. Si no fuera porque nunca he creído en el comunismo y porque la historia lo enterró en una fría tumba de fracaso y pobreza, me darían ganas de ir a votarles ahora mismo para ir adelantando. No sé lo que le pagan a Francisco González, el presidente del BBVA, pero si le están dando un euro al mes están tirando el dinero. Porque hace falta tener la capacidad analítica de un tronco col para estar al frente de una entidad que declaró el año pasado 2.180 millones de beneficios (unos 434.000 millones de las antiguas pesetas) y tener las pelotas de ponerse a dar recomendaciones. Hacen falta bemoles para aumentar los beneficios en un año más de un 25% y dirigirse a la sociedad para dar consejos electorales sentado sobre un montón de billetes. Con esas cifras, estando el país como está, estás más guapo calladito.

Pero no. La incontinencia verbal es una de las propiedades inherentes a la prepotencia. Así que en un país que en términos generales detesta a los banqueros (después de una exhibición de sueldos escatológicos, tarjetas negras y ostentaciones varias) vamos a salir a dar un par de consejos de lo que piensa un banquero. En un país con cinco millones y medio de parados, vamos a hablar y darle consejos a la gente desde el sillón de un banco que gana miles de millones. En un país cuya clase media ha sido exprimida a impuestos como un limón y que ha dedicado parte de sus recursos a salvar la banca (si, la pública, pero banca) vamos a decirle a la gente que los banqueros no queremos a Podemos. Brillante. Muy brillante. Que esta gente gane tanto dinero con esa capacidad para meter la pata es un misterio como el de la santísima Trinidad.

El señor González ha dicho que las políticas populistas no dan resultado (que lo mejor es seguir crujiendo a impuestos a las clases medias, claro). Que el esfuerzo que se ha hecho en este país, que empieza a salir de la crisis, no se puede tirar por la borda por un Gobierno irresponsable (no vaya a ser que le suba los impuestos a la banca). Y que la gente debe pensarse mucho lo de darse un tiro en el pie: o lo que es lo mismo, que para castigar al PP acaben votando a Podemos sin pensar que se van a cargar la estabilidad política y el desarrollo de España.

Este país ha atravesado una colosal tormenta de la que empezamos a salir, exhaustos. Pero a España la han salvado los ciudadanos, no los banqueros que nos quitan las casas cuando no pagamos las hipotecas, nos asfixian a las empresas con la falta de crédito y nos cosen a comisiones, con permiso de sus amigos del Gobierno, para jugar al Monopoly del Ibex con nuestro dinero. Hay que tenerlos cuadrados para hacer todo esto y dar consejos a la gente. Y para hacerle el inmenso favor a Podemos de meterse con ellos. La banca española ha tenido un comportamiento carroñero con sus clientes. Nos dieron el paraguas cuando hacía sol y nos lo quitaron cuando cayó el diluvio. Nos quitaron el paraguas y de paso la casa y el trabajo.

La misma semana en que Pablo Iglesias se ha negado a condenar la deriva dictatorial de Venezuela recibe el inmenso favor de convertirse en el enemigo oficial de la banca. Debería fichar para la campaña como asesor de imagen al presidente del BBVA. Cuando Iglesias tenga el poder en España seremos un país anticapitalista donde todos los ciudadanos trabajaremos para el padrecito Estado -qué bien, tovarich- pero al menos habrá nacionalizado la banca y la gente como González estará en un gulag reeducándose con todos nosotros. Ese día me pido primero para darle una trompada. Que conste.