Políticamente correcto y sin transmitir otras emociones que no fueran las de un músico con una trayectoria larga e impecable. Así se comportó anoche Pablo Milanés en su regreso a Tenerife. En el Pabellón Santiago Martín de La Laguna se citaron casi tres mil quinientas personas convocadas por un "Renacimiento" que otorgó al cantautor gallego Andrés Suárez la condición de telonero del maestro. Treinta minutos estuvo el ferrolano sobre el escenario intercalando temas que ya presentó en sociedad y otros que están por venir con su nuevo disco. El futuro se hizo presente antes de que el pasado alargara su presente... Envuelto en este juego de palabras apareció una banda compuesta por seis músicos que fijaron todavía más las reglas de un concierto que estuvo marcado por una cuidada instrumentación y una degustación sonora de ritmos cubanos.

A Pablo Milanés se le vio cómodo con el "feeling" y el son: desgastado por unos años que no perdonan, pero sin transmitir a un público cariñoso síntomas de desfallecimiento durante la hora y media de concierto -al cierre de esta edición la velada agotaba sus últimas postales musicales- que dio en Los Majuelos. "Apocalipsis", "Canto a La Habana", "Dulces recuerdos" o "Los males del silencio" se sucedieron en un programa en el que inevitablemente chocaron tradición y esperanza. Y es que Milanés sigue siendo el propietario de esa voz que se retuerce entre las callejuelas de su Cuba natal para pintar con una musicalidad preñada de un compromiso social la estampa de un país que está en fase de cambio... Hubo embajadores caribeños en las gradas que pidieron en fases concretas del espectáculo temas que fueron creados con otra dinámica, pero que continúan siendo himnos.