Cómo somos. Cómo cambia el cuento según se mire. Nos impactan los saltos de los inmigrantes en las vallas de Melilla, nos horrorizamos al verlos colgados con la policía al acecho, y aquí en Canarias solo nos acordamos de que cada mes salen pateras desde las costas cercanas de Marruecos y el Sahara, cuando ocurren muertes en el mar.
Solo recordamos nuestra tragedia cuando ocurren estas tragedias. Se pierden muchas pateras en el mar. Se le ponen a uno los pelos de punta al conocer que se sabe de la existencia de embarcaciones, que salieron de la costa de Marruecos rumbo a Canarias y de las que nunca más se supo. Con mujeres y niños a bordo.
No quiero ni pensar en la desesperación, la agonía y en el final horrible de quienes un día confiaron en buscar un futuro mejor lejos de su casa. Solos, sin agua o comida, achicharrados por el sol, perdidos en medio del mar y esperando la muerte como mal menor.
A pesar de las imágenes terribles de saltos de vallas, hay que recordar que el pasado año, y según datos de la ONU, 200.000 personas cruzaron el Mediterráneo desde el norte de África hacia Europa. Cuatro mil murieron. El Mediterráneo se ha convertido en un gigantesco cementerio. Todo se ha convertido en una macabra estadística que ni nos va ni nos viene.
@sdnegrin