He leído en estos días varias entrevistas a Mitzi Capriles, esposa del alcalde de Caracas, Antonio Ledezma, preso por gracia y obra del "Señor de los Anillos", Nicolás Maduro. Las declaraciones de la señora han vuelto a traer a mi mente el asunto venezolano. Triste y duro como pocos.

Además, este pasado domingo ya acabaron de rematar la faena. Con los votos de la mayoría afín a Maduro, el Parlamento, o lo que quede de él, aprobó la llamada "Ley Habilitante Antiimperialista" (toma ya...), que faculta al hombre del chándal a aprobar leyes sin el concurso de los diputados.

Vamos, un cheque en blanco para un monarca absolutista que ya ejerce desde hace tiempo su peculiar manera de ver la vida. Lo he escrito otras veces y solo puedo sentir pena. La realidad política y social que se está viviendo en Venezuela es un drama, con la muerte en el último mes de seis estudiantes en manifestaciones y con las detenciones a líderes opositores.

Venezuela vive ahora mismo una especie de dictadura encubierta, y triste es decirlo, se encamina a una guerra civil. Un país rico en recursos, absolutamente desabastecido de todo. La gente va armada. Hay colas de nueve horas en Caracas para comprar un litro de aceite. Cada vez vuelan menos aerolíneas. La octava isla, poco a poco, se cierra al mundo.

@sdnegrin