Cinco lobitos parió nuestra loba / blanquitos y negros la teta le soban. / Cinco lobitos se fueron sin ella / y luego quisieron formar componenda. / Ahora dispersos los lobos están / dispersos sin voto, ni donde medrar. / Se duelen aullando, aullando de frío / pues fuera perciben que están en un lío. / Se fueron los tiempos de leche y de miel / tetita de madre y sueldito del mes. / Menudos son ellos si el voto prospera / tendrán nueva teta y nueva lobera. / Promesas de humo, promesas nos dan / que están en campaña y es tiempo falaz. / Mañana, votante, no llores sin más / por ser maleable en urna voraz. / Aúlla que aúlla, pararon de aullar / ya tienen su teta y donde lucrar. / Los cinco lobitos de loba feraz / lograron su meta y empleo oficial...

Es que no se habla de otra cosa en estos siete naipes que flotan en el Atlántico medio. "Que si no me nombras, me voy y fundo un partido a mi medida"; "que si no me pones en cabeza, me voy con la que me interesa", y podría seguir así hasta un número impensable en esta legislatura a punto de fenecer. Puestos a señalar, cito a los dos ninguneados presidentes de los cabildos respectivos, que quieren seguir con el marchamo de vitalicios a costa de reivindicar uno el separatismo y las licencias de cuatro estrellas; y el otro para seguir pagando los entierros. También el edil que echaron por conducir borracho busca ahora apoyos para no desequilibrarse de la montura, y su excompañero de partido, ninguneado por censurar a la hirsuta delegada del Gobierno por el derribo de Cho Vito, va a ir por libre con partido villero propio.

En cuanto a los actores principales del reparto, la tricolor, el rosal y la gaviota, pese a los nombramientos, está pendiente el primero de si al fondo del corredor habrá que girar a la derecha o a la izquierda para acceder al reparto de "pan para todos (ellos)". A pesar de la poda que ha experimentado el rosal -que se lo digan a Curbelo- en pleno giro del bombo de la suerte y el plácet de Madrid para la china roja, émula de Susanita en echar millo a la cigüeña para dulcificar la imagen y los mensajes. Más que recados, se perciben los graznidos de la gaviota en pleno celo volandero, tratando de arrimar el ala al insularismo ático para reproducir el pacto de anteriores legislaturas. Quien no lo crea que repase o escuche las declaraciones amorosas de algunos de sus candidatos, que saben que con la que ha organizado Rajoy y su secretario, poco o nada pueden hacer solos.

Y es que un lobo solitario, cuando se desmanda, suele caer abatido por el fuego amigo, y si logra sobrevivir tendrá que formar parte de otra camada sin importarle el color del colmillo.

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