El próximo 23 de marzo se cumple un año desde que la comunidad internacional reconociera la existencia de un brote de ébola en África, una epidemia que se ha cobrado la vida de al menos 10.000 personas y que, según Médicos del Mundo, sigue sin estar controlada.

Pese a que el nivel de infecciones bajó considerablemente y se sitúa en los 100 casos por semana frente a los más de 1.000 que se registraban entre noviembre y diciembre de 2014, el vocal de Operaciones Internacionales de Médicos del Mundo, José Félix Hoyo, asegura que aún queda mucho por hacer.

"Las cifras son similares a las de agosto del año pasado", advierte Hoyo en un comunicado en el que alerta de que "bajar la guardia ahora podría implicar un repunte a cifras similares a las que se llegaron a finales del 2014". Así, Médicos del Mundo cree oportuno que, un año después y "con la luz al final del túnel" se estudien los determinantes de la epidemia para poder corregirlos en el futuro y evitar que esto vuelva a ocurrir.

En este sentido, esta organización denunciado la lentitud de reacción de la comunidad internacional y la falta de recursos para adoptar medidas adecuadas de prevención en las fases iniciales de baja incidencia "que podrían haber evitado la rápida expansión del brote".

Lamentó, asimismo, la "europeización" del brote con los primeros casos de infección fuera de las fronteras africanas que puso de manifiesto que la supervivencia es directamente proporcional al estado de salud previo de los pacientes y a las posibilidades de recibir una atención sanitaria de calidad.

Médicos del Mundo alertó, además, de que la epidemia detuvo el progreso de los países más afectados por el virus y subrayó la urgencia de dar una respuesta adecuada y conjunta entre los países afectados y la comunidad internacional para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible, la lucha contra la desigualdad, el derecho a la salud y la cobertura sanitaria universal.

También desde Acción contra el Hambre alertaron de la crisis económica causada por la reducción de los ingresos a nivel nacional e individual y que se verá acentuada, previsiblemente, por los efectos de las cuarentenas y las restricciones a la movilidad derivadas de la enfermedad.