Escribo este artículo hoy "enyugado", permítanme el coloquialismo. s que esta semana fui invitado como catador a la fase final del I Concurso Regional del Gofio de Canarias, que se desarrolló en el Hotel Botánico del Puerto de la Cruz.

Me dejó un regusto buenísimo, aparte de las muestras que tenía que valorar con códigos secretos, la organización y el sentido de un certamen que va a crecer, seguro, en el futuro y que sirve para promocionar a una de nuestras señas más queridas y nutritivas.

Pero ese día, después de concentrarme y probar una veintena de variedades (trigo, mezclas, etc,.) me enfrenté a unos de esos días que agotan, profesionalmente hablando, porque la agenda manda y hay que cumplir con lo que se cierra semanas antes en el calendario.

Así que salí llenito ya de por sí por los "escaldoncitos" que me pegué entre pecho y espalda -de esto les comentaré detalles interesantes en el artículo de la próxima semana-, y en almuerzo y cena estaba obligado a sendas visitas a restaurantes en distintos puntos de la Isla.

Verán. stoy de dieta. Intento estarlo. Si no de dieta, sí quitar lastre, lo máximo posible; caminar mucho (siempre me ha encantado) y procurar distanciar los referidos compromisos gastronómicos.

nnumerar en estas líneas todo "pelaje" de dietas y trucos para buscar el peso ideal sería tan inabordable como ineficaz, como intransferible es cada caso con su metabolismo, hábitos y condiciones del hábitat.

Cada cual, con sus condiciones y características, debe persistir, a mi entender, en costumbres razonables y sanas a la hora de concebir la nutrición cotidiana y que además ésta reporte satisfacción.

Muchos nutricionistas consideran que el modelo de dieta saludable es aquel que incluye todos los alimentos (variedad), pero sobre todo haciendo hincapié en la ingesta de aquellos de origen vegetal (frutas, verduras, hortalizas, cereales y legumbres), consumo de pescado (blanco y azul) y un menor consumo de alimentos de origen animal (sobre todo carnes rojas y productos con gran cantidad de grasas saturadas en su composición).

También, es obvio, hay que reducir a dosis de antojo todo aquellos que contenga mucha cantidad de azúcares (bollería, dulcería repostería, refrescos, chucherías). se formato debe ser equilibrado en cuanto a procurar distintos nutrientes y también en la ingesta total de energía (ayudará a mantener un peso adecuado).

Dicho esto, me viene a la cabeza que en último Congreso Internacional Madrid Fusión se pudieron seguir no pocas ponencias de chefs prestigiosos que defienden un tipo de restauración sana y basada en la materia prima de temporada y en plaza.

Grandes como Arzak, Roca, Aduriz, Subijana, Berasategui... se entusiasman a la hora de incorporar cada vez más preparaciones en las que manden las propiedades de los géneros y que la mano del cocinero no varíe ni un ápice su riqueza nutricional.

Que la mesura al comer o hacerlo obligado con los "insípidos criterios sanos" no vaya en detrimento de alternativas gustosas y sabrosas, que para eso sobran ingredientes y elaboraciones .

Si se trata de casos de obesidad, la presencia del dietista es inexorable para guiar; si hay que remendar sólo unos kilitos, cabe, en primer lugar, estar decidido a hacerlo, esto es primordial; en segundo peldaño, comer de todo (poquito), con moderación y con ajustes razonables en la dieta diaria.

¡A ver si me lo aplico!

* Director de Mesa Abierta