Ezequiel y Míriam descargaron sus nervios con lágrimas de alegría después de que la suerte decidiera sonreírles ayer. Forman una de las 104 familias chicharreras que pronto tendrán las llaves de una flamante vivienda social en La Gallega. El "sorteo digital" celebrado en el Pabellón de Deportes de Santa Cruz un Día del Padre -especial para algunos y otra jornada cualquiera para otros- estableció que esta joven pareja de Añaza, cuatro años en lista de espera por una casa, estuviera entre las afortunadas. Una lotería, ya que la grada derecha baja del recinto y parte de la alta estaban ocupadas por los 1.726 aspirantes a un piso en alquiler social, todos empadronados en la capital tinerfeña.

Nuestros protagonistas apenas pudieron dormir la noche anterior. Ambos tienen 22 años y una niña pequeña, Esmeralda, a la que en unos meses se unirá Yasmina, aún en la barriga de su madre. "Ha sido Dios" repetía emocionado él, mientras le daba la noticia a una madre que le preguntaba "por qué lloras si el Señor está a tu lado". Ezequiel Mendoza Romero nació en Madrid, aunque desde pequeño reside en la isla. Su padre es pastor evangélico y él un creyente convencido. Llegaron al pabellón con nervios y sin saber muy bien el sistema del sorteo, por lo que como el resto vigilaban el papelito con el número asignado como un tesoro. Primero debían estar atentos al sorteo para menores de 35 años. Ahí no hubo suerte, pero sí en el cupo general.

"En el piso de Añaza, explica él, vivimos mis abuelos, mis padres y nosotros. Es pequeño y no cabemos ya". Y añade Ezequiel entre sollozos: "Es mi año", mientras besa a su mujer. El embarazo de Míriam peligraba, pero luego se arregló todo. "Mi niña está bien y ahora esta alegría". Míriam Amaya, de raíces asturianas, casi no podía hablar.

En el otro lado quedaron las decepciones de la mayoría. Como Eva, de Ofra (más de 20 años apuntada), con la esperanza de no tener que esperar a que el juez desahucie al okupa que está en la vivienda adjudicada en febrero de 2013. O Ruymán (4 años en la lista), con muletas y de Somosierra, que aspiraba a uno de los pisos de familias de un solo miembro. O Sandra, que llegó de San Andrés, 10 años en busca de un hogar para ella y sus dos hijos. O Cristina, de Finca La Multa, con una niña y ocho de espera. O Vanesa, su pareja y su bebé, Nayara, de La Quebrada de María Jiménez (4 años). O... Hasta casi 1.600 más.

Desde la siete de la mañana los alrededores del pabellón estaban llenos de gente que fue pasando (una por solicitud ) al interior por cinco accesos y se acomodó en la grada. Al final miles de historias personales rotas de nuevo por la falta de una vivienda. Lo reflejaban los rostros de quienes en orden y sin incidentes -salvo alguna fatiga por la emoción- entre el despliegue de seguridad salían del recinto. Otra vez será. Los agraciados consultaban las listas para comprobar si de verdad era real este sueño largamente perseguido.

Una lotería "digital"

La directora del Instituto Canario de la Vivienda, Sulbey González, presidió un acto que comenzó puntual a las 11:00 horas. Se sorteaba con un novedoso sistema digital, sin bombos ni "niños cantores", lo único en que no se pareció al de la Lotería de Navidad. Porque hubo público (mucho), nervios (bastantes) y un Gordo: alguna de las 104 viviendas (una la reserva el ayuntamiento para un proyecto social) de las dos promociones en alquiler en el municipio capitalino destinadas a familias con ingresos inferiores a 12.000 euros. La notaria Beatriz Cabello certificó la garantía del proceso al que acudió la concejala de Viviendas, Ángela Mena. Son 42 y 63 viviendas con garajes, respectivamente, en La Gallega. González destacó que "durante estos dos últimos años, el Gobierno de Canarias ha adjudicado 455 en alquiler, 328 de nueva construcción y 127 recuperadas del parque público". Para el sorteo en Santa Cruz (retrasado por recursos judiciales sobre el sistema) había 1.726 aspirantes, tras varias cribas y requisitos como renovar la petición cada dos años o cerrar ya la lista en el último. Un total de 75 viviendas para el cupo general (481 más los que pasaron desde las otras categorías) y 29 para los especiales: cinco para personas con discapacidad con movilidad reducida y silla de ruedas (32 solicitudes); otras cinco para personas discapacitadas sin silla de ruedas (37); dos para personas mayores de 65 años (70); dos para jóvenes menores de 35 (786); cinco para mujeres víctimas de malos tratos sin datos salvo el código de petición (16) y 10 para familias con composición reducida (597). Vivienda revisará que los adjudicatarios por sorteo aún cumplen con los requisitos exigidos por la ley. Un mes y medio más de espera.