No es una casa cualquiera. De eso se da cuenta cualquiera que entre en ella. Allí viven temporalmente personas que llegan enfermas y asustadas y salen en vías de curación y repletas de energía. Es el piso que la Asociación Española Contra el Cáncer posee junto al Hospital Universitario de Canarias para aquellos pacientes que están en tratamiento y que viven en otras islas o en zonas alejadas del área metropolitana de Tenerife.

"Cuando sales de quimioterapia te sientes muy mal y lo único que quieres es llegar a casa cuanto antes y acostarte un ratito. Yo soy de la isla de La Palma y si no fuera por este piso no sabría que habría sido de mí", cuenta Flori Rodríguez, que no suelta de la mano a su pareja, Francisco Reyes, que admite que nunca pensó sentirse "tan agusto" fuera de su casa y conviviendo con gente desconocida.

"Todo ha sucedido muy rápido. Tuve que dejar mi trabajo, separarnos de nuestra hija y venirme para estar aquí con Flori, pero sé que merece la pena", narra Fran.

Y es que se da la circunstancia que durante estas semanas el piso está lleno de palmeros.

"Somos una piña y es normal porque solo nosotros sabemos por lo que estamos pasando. Mucha gente te dice que te entiende, pero no es verdad, no saben por lo que estamos pasando, pero los que estamos aquí sí que nos comprendemos y eso es una gran ayuda", dice Lali Casanova que, con su sonrisa se ha convertido en la reina de esta casa que conoce bien porque hace cinco años ya vivió en ella.

"Yo estoy aquí conmigo misma, es decir, que estoy sola, pero lo prefiero. Tengo familia en el norte de Tenerife, pero yo necesito sentirme que soy independiente y que no soy una carga ", narra esta palmera que como dice ya no tiene cáncer. "Lo tenía, me operaron y me lo quitaron y ahora me están curando con quimioterapia".

Lali está sola, pero no se separa de Pilar (Pili) que está en la casa acompañando a su hermano José Manuel durante su tratamiento.

"He dejado mi trabajo y mis hijas en La Palma y aún no se me ha pasado el shock de estar aquí, pero tengo que reconocer que nunca pensé que fuera a conocer aquí a gente tan buena.

Y es que aunque la Consejería de Sanidad del Gobierno canario paga las dietas de este tipo de traslados, lo hace a posteriori, es decir que primero los pacientes han de pagarse un alojamiento durante un periodo mínimo de un mes y luego pasar las facturas para que las reintegren.

"Si no fuera por este piso yo no sé qué hubiera sido de mí", detalla Pili al tiempo que el resto de sus compañeros de piso insisten en que no quieren ni pensar en qué hubieran tenido que hacer para poder tratarse en Tenerife.

Sin embargo, y aunque sus testimonio son desgarradores, quien los escucha no siente pena sino paz y ellos son conscientes de ello.

"Sabemos coger lo bueno que tiene cualquier situación, hasta la más adversa, y cuando no ves de dónde tirar solo hay que pensar que estamos vivos y que eso ya es mucho. Además, en esta casa hay mucho sentido del humor", explica Fran generando las carcajadas del resto.

"Este es un lugar en el que podemos hablar de cáncer con naturalidad y fuera de aquí eso casi no existe porque realmente nadie quiere que le contemos lo mal que se pasa", añade Flori antes de que Lali explique que "la familia y los amigos quieren ayudar pero no saben cómo y acaban agobiando, pero aquí todos hemos vivido lo mismo y nos apoyamos".

La relación es tan fuerte entre ellos y se apoyan tanto que están seguros de que cuando vuelvan a casa seguirán teniendo relación.

"El tratamiento hospitalario es la mitad de la cura, pero la otra es la actitud y aquí la energía y la positividad es diaria", sentencia Fran.

Flori Rodríguez

Lali Casanova

Dos casas y muchos beneficiarios

La Asociación Española Contra el Cáncer posee dos pisos de acogida en Tenerife para pacientes oncológicos provenientes de otras islas o de municipios alejados del área metropolitana y que necesitan quimioterapia o radioterapia

Los pisos fueron donados por el Cabildo de Tenerife y amueblados por el Club de Leones y tiene cuatro habitaciones dobles cada uno para cuatro pacientes y sus acompañantes.

Se trata de dos recursos alojativos gratuitos y que se destinan a cualquier paciente que lo necesite. Solo si hay mucha demanda se tienen en cuenta los ingresos económicos, puesto que, aunque la Consejería de Sanidad paga las dietas por el traslado y alojamiento, lo hace a posteriori, y muchos pacientes no pueden permitirse pagarse un hotel.