Canarias es reconocida como la primera comunidad autónoma que reguló la atención a alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo. Sin embargo, las familias de niños con dislexia -uno de los colectivos incluidos en esta categoría- han denunciado el "abandono total" al que los somete en la actualidad la Consejería de Educación del Gobierno regional.

Anita Pestaña, presidenta de Dislecan -la asociación que agrupa a las personas con dislexia y sus familiares en las Islas-, avala la condición de pionera de la Comunidad Autónoma al legislar en esta materia, pero advierte de que la realidad en las aulas no está a la altura de esa normativa. El principal problema es estos estudiantes no son diagnosticados y, por lo tanto, no se les aplican las adaptaciones curriculares y metodológicas previstas para ellos, entre las que figura disponer de más tiempo para realizar sus exámenes.

"Al profesorado le falta formación para detectar que existe una posible dificultad en el aprendizaje de los alumnos, al igual que a los equipos de orientación que, además, tienen que repartirse entre tres o cuatro colegios", afirma Pestaña. La negativa de la Administración educativa a aceptar diagnósticos de profesionales externos "cualificados y colegiados" agrava la situación, según la presidenta de Dislecan.

Los familiares de las personas con dislexia sostienen que el problema no obedece a los recortes presupuestarios derivados de la crisis económicas. "Tienen su efecto, pero las medidas que necesitamos no tienen mucho coste", apunta Anita Pestaña. Aun así, en los últimos años la asociación no ha recibido "ni una subvención" para organizar jornadas o conferencias.

Lo "absurdo" de los criterios establecidos para el diagnóstico es la causa de que en muchas ocasiones la detección de la dislexia no se llegue a producir. La normativa prevé que para que el niño sea catalogado como disléxico debe tener un desfase curricular de dos cursos, y este no siempre se produce porque el alumno suple las dificultades que le supone la dislexia con su esfuerzo. Sus resultados nunca serán como los de sus compañeros, pero es posible que el desfase no sea tan amplio como el que contempla la legislación.

Pese a las críticas del colectivo, la Consejería de Educación comparte esa visión. De hecho, prepara un nuevo decreto que será publicado en breve, avanza Georgina Molina, directora general de Ordenación, Innovación y Promoción Educativa del Gobierno de Canarias. "Desde que el niño llegue al colegio a los tres años, el profesorado debe estar formado para apreciar una posible dificultad y empezar a trabajar con él. Ahora ocurre que llegan a sexto y no están diagnosticados", expone.

Según Molina, se ha hecho un esfuerzo para la preparación de los profesores, "no para que actúen como profesionales, sino para que detecten anomalías". Luego, añade, interviene el orientador, de cuya formación la directora general no tiene dudas: "Son todos psicólogos o psicopedagogos". Lo que no aceptará la Consejería, adelanta, son los diagnósticos externos. "Eso no se permite en la Administración pública bajo ningún concepto", advierte.

La evaluación de tercer curso de Primaria -la primera evaluación general que introduce la Lomce- está a punto de desarrollarse en las Islas. Aunque la Consejería ha elaborado un marco general para regularla que incluye una referencia a los alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo, esta no es nada concreta, según Dislecan. En cualquier caso, remarca Anita Pestaña, poco soluciona, puesto que en la mayoría de los casos las medidas previstas no se llevan a cabo porque el niño no ha sido diagnosticado.

La normativa autonómica, aunque bienintencionada, termina siendo "papel mojado". Los estudiantes con dislexia continúan, de esta manera, sintiéndose "frustrados" y se encuentran más expuestos al fracaso y el abandono escolar.

¿qué es?

La dislexia es una dificultad específica de aprendizaje que afecta a la lectura y, con frecuencia, también a la escritura y la ortografía.

Su origen es neurobiológico y no está relacionada con factores intelectuales, culturales o emocionales. Se produce a pesar de una inteligencia normal o incluso superior a la media.

El niño disléxico que no está diagnosticado siente "frustración" al no entender por qué no rinde como los demás en el colegio y es más vulnerable al fracaso y el abandono escolar.