Estos días tuve la oportunidad de participar en el programa de radio que cada semana realizan los alumnos del colegio Maximiliano Gil, en Tacoronte. Los más pequeños no se cortaron a la hora de hacerme preguntas sobre muchos temas de actualidad. El Plan Hidrológico, el tratamiento de residuos o el cuidado del territorio fueron algunos de los asuntos de los que hablamos en la entrevista. Antes del inicio del programa, Esther y Oscar, alumnos del centro, fueron los encargados de enseñarme el colegio; desde el comedor, donde cada día se sirve un menú ecológico que olía a la cocina de la abuela, pasando por la biblioteca con una amplia colección de libros sobre Canarias -alguno de nuestro amigo y maestro Wladimiro Rodríguez Brito- hasta llegar a la clase de música, con las pizarras teñidas de pentagramas y calderos reciclados esperando a ser golpeados a ritmo de batucada. Cuánta imaginación y creatividad tienen nuestros chicos y chicas.

Mientras los dos pequeños me hablaban de su día a día en el cole, me fui dando cuenta de que sentían que aquella era verdaderamente su casa, el lugar donde pasan más horas y donde va germinando la semilla que les convertirá en hombres y mujeres con raíces arraigadas y agarradas a principios y valores sólidos. También pensé que a veces no somos lo suficientemente conscientes de la importancia que tiene la formación de los más pequeños para la sociedad del mañana. Nuestros niños tienen que estar preparados para afrontar los retos de un entorno cada vez más competitivo, para enfrentarse a futuras crisis con garantías, con seguridad y con las herramientas necesarias para poder superarlas. Y somos nosotros los responsables de cuidar esa semilla para que crezca y se convierta en un árbol robusto y fuerte capaz de sobrevivir a los embates de cualquier temporal.

El Cabildo no sólo debe ser competente a la hora de invertir en proyectos y obras concretas; debemos esforzarnos en la inversión más importante, que no es otra que la que tiene que ver con las personas, con su bienestar y su calidad de vida. Ellas son nuestro mayor valor. Por todo ello, en los próximos quince años tenemos que mejorar las capacidades de nuestros jóvenes y nos esforzaremos para que estén mejor formados en una serie de disciplinas que les permitan tener más oportunidades de empleo. No debemos conformarnos con pensar en lo que podemos hacer hoy. Es importante planificar el futuro más inmediato y empezar a poner los cimientos que lo refuercen y le den seguridad.

Cada vez más, el mundo avanza a una velocidad de vértigo que, muchas veces, se nos hace difícil seguir. Es ahí donde el sistema educativo, junto a los padres y madres, debe jugar un papel esencial, canalizando las capacidades de los más jóvenes y generando oportunidades. Esa es la clave.

Debemos trabajar, y desde el Cabildo estamos poniendo todo nuestro empeño y esfuerzo en buscar medidas efectivas que eviten el fracaso escolar y el abandono de las aulas, programas de tecnología e innovación que nos permita adecuarnos a esa velocidad de la que hablaba antes. Creo que es vital formar en el uso adecuado de internet y de las redes. No es una tarea de futuro. Es el presente más inmediato.

Mejorar la capacitación de nuestros chicos y chicas también debe incluir la formación en idiomas. Esto ya no es solo un empeño. Es una necesidad. No es solo que aprendan un idioma. Es que se desarrollen como personas y entren en contacto con otras culturas y otras formas de vivir. Es crecer como personas.

El aula supone el elemento central a la hora de trabajar con los más pequeños. Por eso es imprescindible disponer de una serie de ofertas complementarias formativas que permita a los chicos y chicas que están estudiando ahora tener una mejor preparación en el futuro. En eso estamos y seguiremos estando hasta conseguir entre todos, gente de primera división, como estoy seguro de que lo serán Oscar y Esther y el resto de alumnos del Maximiliano Gil, a quienes agradezco la invitación, y de otros tantos centros que en la Isla se preocupan y se ocupan de nuestro más preciado tesoro: nuestros hijos.