La arqueóloga y egiptóloga palmera Milagros Álvarez acaba de publicar un libro, junto a Irene Morfini, con el título "Tierras de momias". La técnica de eternizar en Egipto y en Canarias", en el que analiza las prácticas de momificación de los antiguos pobladores de ambos países, sus divergencias y sus puntos en común.

¿A qué conclusiones ha llegado tras su estudio comparativo de ambos procesos de momificación?

He llegado a la conclusión de que el proceso de momificación en Canarias -mejor denominarlo como mirlado- presenta una complejidad que lo convierte en un auténtico ritual, como lo fue el egipcio. Existen opiniones para todos los gustos, me he encontrado con personas que después de la conferencia no ven ningún parecido entre ambos rituales y acaban fascinados con el especial tratamiento de conservación en las islas y aquellos que llegan con la idea de relacionar "a toda costa" nuestro ritual con el egipcio, tal vez por prestigio. En este punto se entra en un debate delicado: el poblamiento de Canarias y el contacto de etnias del norte de África con la civilización egipcia... y aquí es cuando nos hundimos, en mi opinión, en un mar de hipótesis...

¿Qué novedades aporta usted con respecto a lo que ya se conoce?

Tengo que hacer notar que este estudio se basa en el trabajo científico de investigadores de las islas. Yo lo que he hecho es una exposición de datos, relacionarlos, conocer a través de mis entrevistas con los especialistas otros datos que pueden resultar relevantes para completar las lagunas que hay en torno al ritual. Me interesaba, sobre todo, que el libro expresara la opinión de aquellos que realmente saben sobre el tema: arqueólogos, bioantropólogos, conservadores... Desgraciadamente, no podemos avanzar en este estudio todo lo que nos gustaría, pues la investigación plantea muchas dificultades, sobre todo por la falta de momias en buen estado de conservación y la necesidad de encontrarlas en un contexto arqueológico que nos permita conocer con precisión las características de su enterramiento.

¿Cuáles son los principales interrogantes en torno a la momificación en Canarias?

Aunque existen muchos interrogantes, podemos trazar a grandes rasgos cómo fue la práctica de este ritual. Las técnicas de hoy en día nos pueden llegar a desvelar "todos los secretos" de los cuerpos de nuestros aborígenes. Tenemos que barajar la posibilidad de que con el tiempo esta técnica varió, tal vez unos grupos de "embalsamadores" se esmeraron más que otros o incluso se pudo experimentar en mejorar los resultados, lo que explicaría que unas momias se conserven mejor que otras. Sus cuerpos son perfectos testigos y muchos de los interrogantes necesitan simplemente más estudios.

¿En qué islas se momificaba y qué diferencias hay entre ellas?

La investigación en el campo de estudio de la momificación ha permitido conocer esta práctica como un ritual desarrollado por los guanches de Tenerife y los canarios de Gran Canaria. Sin embargo, en otras islas se han encontrado evidencias que tendrían que ser mejor estudiadas. Para algunos investigadores las únicas excepciones a las prácticas de la momificación pudieron ser Lanzarote y Fuerteventura.

Los estudios realizados a momias de Tenerife y Gran Canaria confirman el proceso de tratamiento del cuerpo del que dan cuenta las fuentes literarias, sin embargo también han permitido observar que las técnicas de mirlado descritas para Tenerife y Gran Canaria son similares, pero no idénticas. A simple vista, si observamos una momia de Gran Canaria nos sorprendería principalmente el aspecto exterior, el fardo funerario. Existe una momia en el Museo Canario de las Palmas que está envuelta en doce capas de piel, sujetas con cintas de cuero. Además, éstas también podían contar con una mortaja de tejidos vegetales como la palma o el junco. Una momia guanche, en cambio, no nos llamaría tanto la atención por su aspecto externo sino por la buena conservación de sus tejidos si la comparamos con las de Gran Canaria. Estas diferencias podrían estar relacionadas con el nivel de evolución o adaptación al medio de las diferentes grupos humanos que llegaron a las islas, aunque no hay que descartar una explicación más sencilla: que los diferentes cronistas hiciesen referencia a procesos de mirlado efectuados en épocas también diversas o se hubiera practicado este ritual de diferente manera según la isla.

¿Para qué se usaban las momias?

Según fuentes literarias, las momias canarias supusieron ingresos monetarios para quienes las vendían a investigadores y coleccionistas o comerciantes extranjeros. Tenemos referencias de una momia guanche llevada a Cuba para ser exhibida y ganar dinero con la curiosidad de la gente que querría verla. También sabemos que las momias o restos humanos depositados en las cuevas pudieron constituir una fuente de aprovechamiento para los campos de cultivo, ya que estaban expuestos a la vista de quienes entraban a las cuevas a extraer el guano. Por documentación del Tribunal Inquisitorial canario tenemos referencia a que las momias son utilizadas en hechicerías, pues en este tipo de creencias todo lo relacionado con los muertos tenía poder mágico. Todas estas "desavenencias" nos pueden hacer entender hoy por qué contamos con tan poco ejemplares en las islas.

¿Dónde están las momias que se llevaron al extranjero?

La exportación de momias canarias a Europa hay que entenderlas en un contexto de interés por la búsqueda y coleccionismo de restos arqueológicos, que comenzaría a mediados del siglo XVIII. Los restos humanos de los aborígenes se convirtieron en el objeto de interés de exploradores y científicos. Desde Las Palmas se llevaron a cabo relaciones de compraventa en las que museos e instituciones de las islas potenciaron los intercambios de materiales con museos extranjeros. Tenemos noticia de un intercambio entre el Museo Canario de las Palmas y el Museo de Montevideo, al que se le ofrece una colección de momias a cambio de "algunas curiosidades" de esta República. En el caso de Tenerife destacan las momias que, desde el Museo de Casilda (Tacoronte), salieron rumbo a Argentina a finales del siglo XIX. Hoy en día no se conoce cuál es el total de ejemplares que se conservan en instituciones extranjeras ni el destino de muchas otras momias que se llevaron fuera del Archipiélago.

Las dos momias mejor conservadas se encuentran, desgraciadamente, fuera de nuestras islas, en Madrid y en Cambridge. Las instituciones donde se encuentran en la actualidad estas momias canarias han concedido amablemente los derechos de publicación y el lector puede disfrutar de la visión de estos ejemplares en el libro "Tierras de Momias". ¡No tienen nada que envidiar a las egipcias!

¿Qué opina de las referencias a la Cueva de las Mil Momias?

Relatos de autores de diferentes periodos destacan la presencia de un gran número de momias en cuevas sepulcrales de Tenerife y Gran Canaria. En la mayoría de los casos las referencias hablan de cuevas con cientos de ellas, las cuales debieron ser expoliadas.

Viera y Clavijo fija la fecha del descubrimiento de una cueva en 1763 o 1764 en un cerro escarpado que contenía cientos de momias guanches en el barranco de Herques, entre Arico y Güímar. A día de hoy no se ha vuelto a saber de esta cueva ni se conoce su localización exacta, aunque se ha barajado que puede ser la conocida cueva de Las Calzadas en dicho barranco. En el caso de que realmente se descubriera tal "panteón", resulta curioso cómo la memoria colectiva de un pueblo, en poco más de dos siglos, haya olvidado un descubrimiento tan espectacular.

¿Además de en Egipto y en Canarias, en qué otros países se practicaba este ritual?

La momificación se practicó en diferentes países aparte de Egipto. Culturas precolombinas también aplicaron prácticas de conservación a sus muertos. Respecto a las creencias que debieron sustentar la momificación en las diferentes culturas, es erróneo proyectar las creencias egipcias para explicar el uso de este ritual.

Aunque el mundo de la muerte ocupa un aspecto muy destacado en el mundo religioso de los antiguos canarios o las culturas precolombinas, en la mayoría de las ocasiones solo conocemos de ellas su aspecto material, conservado en los enterramientos, por tanto, no resulta fácil aproximarnos con exactitud a explicar las creencias que existieron detrás de este ritual. Hay que barajar la posibilidad de que conservar los cuerpos esté también relacionado con una cuestión de prestigio.

¿Qué metodología ha seguido en la elaboración de su estudio?

He basado mi investigación en diferentes disciplinas, había que cruzar el umbral de las fuentes literarias. A lo largo del tiempo, muchos de los que se han ocupado de este ritual en Canarias han basado sus estudios, sustancialmente, en las fuentes escritas por cronistas, viajeros o historiadores, limitándose en la mayoría de los casos a transcribirlas literalmente sin el más mínimo examen crítico. En este libro lo que pretendo es que mediante la recopilación, el análisis y la interpretación de los datos dispersos en diferentes fuentes, junto con la información aportada por la arqueología, la Bioantropología, la conservación y otras disciplinas afines, efectuar un acercamiento multidisciplinar que nos dé más resultados en este campo de estudio. Lo que más me ha llamado la atención es quizás las contradicciones que existen entre las fuentes literarias que te ponen inmediatamente en estado de alerta. La ciencia hasta ahora no ha podido corroborar todos los "pasos" del ritual, principalmente aquel que tiene que ver con la evisceración del cuerpo. Es este punto quizás el más interesante, pues es el que más dificultades plantea. Si no evisceraban, ¿que técnica utilizaban para frenar la descomposición del abdomen?