Sinceridad, optimismo, inteligencia y amor son algunas de las sensaciones que transmite la poeta y narradora tinerfeña Cecilia Domínguez Luis (La Orotava, 1948), Premio Canarias de Literatura 2015 por su apreciada y prolífica trayectoria literaria. Es autora de dieciséis poemarios, una novela, cuatro libros de cuentos, un relato corto infantil y numerosos artículos. Desde 2011 es académica de número de la Academia Canaria de la Lengua.

Contenta por la agradable sorpresa que tuvo al enterarse de que le habían otorgado el máximo reconocimiento cultural de su tierra natal, esta tinerfeña con ansias universales reconoció que no le atraen las obras con mensaje. "Escribo una obra porque en ese momento me sale, pero sí que es cierto que en todas ellas pongo un final que deje una rendija abierta, una ventana un poquito abierta a la esperanza, a lo que pueda pasar de bueno".

Su vida ha pasado por muchas vicisitudes desde que esta inquieta escritora publicó su primer poemario, "Porque somos de barro" (1977). Además de evolucionar existencialmente, los pensamientos y la visión de la vida, ella aseguró que "todo eso se va traduciendo en la obra. Siempre me he preocupado mucho por el lenguaje. Creo que he evolucionado mucho y la temática por supuesto. Si al principio, como toda la gente joven, el tema esencial era el amor, ahora me preocupan también otras cosas, el paso del tiempo, la muerte, todo lo que me está rodeando y, sobre todo, me preocupa conocerme a mí misma. Realmente, creo que escribo para intentar conocerme".

Esta latente inquietud que anida en su corazón desde que era una niña ha determinado su universo literario. "Mi universo literario se mueve entre lo onírico y lo real. Es un poco los dos extremos y me encuentro bastante cómoda en los dos. Entonces hago mucho juego. Me gusta mucho la ironía. Siempre he tenido un doble sentido de las cosas, y es una manera de si te lo digo al revés para que me entiendas. Es una manera de que el lector entienda ese lenguaje y sepa realmente de lo que estoy hablando, que es todo lo contrario a lo que está leyendo. Tengo esa facilidad".

En esta línea comentó que "me gusta mucho el mundo de lo surreal, lo onírico. Poder trasladarme a cualquier espacio que me invente es importante. También otro imaginario diferente que es la realidad. Yo no dejo de tocar tierra a pesar de que me vaya por los Cerros de Úbeda. Siempre tengo presente que hay una realidad ahí de la que también quiero hablar, y ese imaginario es lo que vivo todos los días, lo que oigo, lo que me cuentan también, pero el otro, el que me invento, es hecho a mi medida, pero desgraciadamente la realidad no. Ese es el problema".

La autora de "Cuaderno del orate", su último poemario, se siente muy libre cuando escribe, porque no tiene ataduras con el presumible receptor de su obra. "Cuando estoy escribiendo no pienso en un lector determinado. Mi escritura es un poco egoísta, porque escribo lo que me gustaría leer. Entonces, claro, una vez que tienes la obra acabada, lo que te gusta es compartir esa obra acabada, eso que has escrito. Excepto cuando es literatura infantil, ahí sí es cuando tengo presencia de a quién va dirigido ese cuento que estoy escribiendo, pero el resto no".

En este sentido, aclaró que odia los libros con moraleja. "Pienso que los valores son intrínsecos a la obra y me gusta contar una historia con la que el niño lo pase estupendamente, y si después le deja alguna enseñanza, pues estupendo, pero si no lo hace no pasa nada. Pero no pienso, voy a hablar de la amistad aquí. No, no, yo estoy hablando de amigos y si eso lo ven como la amistad, estupendo".

La literatura que propone esta escritora y empedernida lectora, que se inspira en la vida y en todo lo que lee, está poblada de una amplia variedad de personajes. "Cada vez que estoy escribiendo sobre un personaje, yo soy ese personaje. Da igual que sea hombre o mujer, porque una de las cosas que pienso es que si yo no me creo el personaje la gente tampoco se lo va a creer. Yo tengo que creer en el personaje y por eso intento meterme en cada uno de ellos. Entonces, son muy variados, depende de la historia que esté contando y eso me entusiasma, porque me encanta hacer personajes diferentes. La literatura te da esa oportunidad".

Aunque el "fuerte" de esta autora es la poesía, también practica la narrativa, género en el que comenzó a publicar en el año 1994 con la obra "Futuro imperfecto". "Empecé narrativa porque me di cuenta de que había cosas que no podía contar en poesía. Entonces me incliné primero por el relato corto, porque tiene cierta semejanza con la poesía en el sentido de que es síntesis. En poco tienes que decir mucho".

Cecilia Domínguez confesó que no tiene mucha disciplina a la hora de escribir, excepto cuando aborda alguna novela, en la que encaja cualquier tema que le inspire.

"Si hubieras estado aquí parte de una anécdota muy trivial, de cuando había una terraza de verano en los barcos. De ahí hago una historia con cinco personajes, en la que cada uno cuenta lo mismo con diferentes voces. Últimamente estoy escribiendo una en la que el elemento onírico es muy importante. Todo depende de como me encuentre en ese momento, pero todo proviene de una reflexión de la realidad. La novela que estoy escribiendo, a pesar de que tiene historias que son un poco surreales, disparatadas, parten de una crítica de la realidad actual. Es una crítica bastante dura de esa realidad. Por eso escojo este camino, no del esperpento, pero si un poco del disparate. También tengo dos libros de poemas ultimados, estoy ultimando otro y la novela que está por finalizar. Es que no paro".

Otra característica que define la obra de esta autora es que su entorno se convierte en universal desde su isla de origen. "Yo siempre escribo desde lo insular y a partir de ahí mi visión. Pretendo que la isla se asimile a lo universal. Por eso tenemos un mar que para mí no separa, sino que une. Además, es una fuente por donde nos vienen cosas. El universo entra por el mar. Escribo desde este territorio insular hacia lo universal. Escribo como hablo, por eso utilizo canarismos (gaveta, guagua..). Esto me ha traído algunos problemas con editoriales que han querido corregirlos, pero al final lo han entendido. Es una modalidad del castellano hablado en Canarias, lo dice la RAE, pero ha sido una lucha de todas maneras".