Real Madrid y Movistar Estudiantes disputarán un nuevo derbi, el más antiguo de la Liga española, con sabor a vendetta, si ganan los madridistas, o a confirmación histórica, si lo hacen los colegiales, ya que sólo una vez consiguieron ganar al máximo rival los dos partidos de la temporada.

El Real Madrid de Pablo Laso, que perdió la semana pasada los dos partidos que disputó, en Atenas ante el Panathinaikos y en Murcia ante el UCAM, ha tomado nota, según palabras de Rudy Fernández, de que "a medio gas es imposible ganar a nadie".

Algo de eso pudo pasar en la primera vuelta del campeonato liguero cuando el Estudiantes, contra todo pronóstico, se impuso por 89-84, infligiendo la primera derrota de la temporada al máximo rival.

Ahora tras rehabilitarse ante el Maccabi este viernes, con el que perdió la final de la Euroliga de la temporada pasada y en la primera vuelta en Tel Aviv un partido que tuvo ganado desde el principio, los madridistas querrán resarcirse deportivamente de aquel resultado y no dar razones de peso para que los colegiales sean "el primer equipo de Madrid".

Estudiantes parece haberle cogido el pulso al Real Madrid y tiene muy claro cuales son las armas con las que atacar al vecino-rival: defensa, parar el contraataque y "controlar a los cuatro nacionales (los dos Sergios, Rodríguez y Llull, Rudy Fernández y Felipe Reyes) la auténtica base de este equipo", en palabras del técnico colegial Txus Vidorreta.

En el capítulo de bajas, Fede Van Lacke se perderá el derbi y Javi Salgado es duda por parte estudiantil, mientras que Laso, más allá del cansancio y de los pequeños golpes tiene a todos sus jugadores a disposición y ha dado de alta a Gustavo Ayón y de baja a Salah Mejri, que cada vez cuenta menos en los planes del técnico.

El cansancio de los madridistas será otro de los aspectos a tener en cuenta. Por mucho que estén acostumbrados, los casi cincuenta partidos oficiales que llevan a estas alturas de temporada siempre pasan factura, sobre todo si no se tienen ni 48 horas de descanso entre un partido y otro.

Pero el derbi es otra cosa. No entiende de cansancios, de rachas, de trayectorias, de clasificación o de cualquier otro aspecto. Es un partido de baloncesto especial, con un ambiente especial y en el que puede pasar de casi todo, aunque al final el que mejor baloncesto juega es el que se suele llevar la victoria a su casillero.