La madrugada del domingo comienza el horario de verano y los relojes deberán adelantarse una hora -a las 01:00 horas serán las 02:00 horas, en Canarias-, en cumplimiento de la directiva europea de 1981 que rige el cambio de hora.

El cambio de hora comenzó a extenderse de modo desigual desde 1974 a causa de la primera crisis del petróleo, momento en el que algunos países decidieron adelantar sus despertadores para aprovechar mejor la luz solar y gastar menos en iluminación.

En España, la primera norma publicada con este tipo de contenido fue un real decreto del año 1918, por el que se retrasaba la hora oficial como medio de conseguir el ahorro de carbón.

Según el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), el cambio de hora tiene un potencial de ahorro en España de unos 300 millones de euros (5 % del consumo en iluminación).

De esa cantidad, 90 millones corresponden a los hogares, lo que supone un ahorro de seis euros por vivienda, mientras que los restantes 210 millones se deben a los edificios del sector terciario (servicios) y de la industria.

Para economizar también debe haber un comportamiento responsable a la hora de prescindir de la iluminación artificial cuando es innecesaria y usar tecnologías para aprovechar la luz natural.

Estas tecnologías consisten en fotocélulas o sensores de luz que apagan o regulan la iluminación artificial en función de la luz natural aportada a la zona.

La directiva europea que obliga al cambio de hora está incorporada al ordenamiento jurídico español por un real decreto de 2002.

Para determinar el momento de los cambios horarios, se ha tenido que en España existen dos horas oficiales.