Ya me refería en parte a estos temas, con el recuerdo personal al viaje del rey de España, en 1976, a la ciudad de Algeciras, en su primera salida al campo de Gibraltar. Allí, me encontraba destinado por razones profesionales, y asistimos a un acto emotivo en el Ayuntamiento, invitados por su alcalde, José Ángel Cadelo, letrado sindical, fallecido hace meses. Ya habíamos tenido alguna relación con Algeciras, ya que desde ella se preparó una intervención por vía sindical a favor de un trabajador español que había sido lesionado por otro. Del asunto me ocupé, y si lo refiero aquí es porque la cercanía del Rey de España me permitió el saludo y el recuerdo de algunas audiencias, en la época del general Franco, quien, como jefe del Estado, aconsejaba a sus procuradores en Cortes dar al futuro Rey información de los problemas españoles. Después ya no tuvo ningún otro contacto.

Otro tema es la Pascua Militar. Ya se ha comentado el nuevo protocolo de la misma, en este año 2015. Ha quedado más reducido. Y acaso más estricto. Los grandes temas, más o menos urgentes, no fueron apuntados. Hubo omisión a las víctimas del terrorismo. Y se ha interesado por más medios, más transparencia en las actividades de la Casa Real. El tema de Cataluña ha de tener trascendencia. Incluso arbitral. No todo esperar en el poder ejecutivo. (El abogado Serrano Entic, en su artículo "El listao", Heraldo de Aragón, enero 2015, apunta que "para afrontar los problemas de España, unos dirigentes huyen del riesgo, la conciliación y la desigualdad").

De otro lado, de toda la literatura periodística que el año 2014 nos trajo, he de destacar, y digno de releer, el trabajo de José María Carrascal: "Puede que España haya progresado mucho políticamente, pero económicamente la realidad es otra". También Edurne Uriarte nos subraya que "a la teoría marxista de la desigualdad siempre ocurre lo mismo, que los marxistas la aplican a los demás, nunca a ellos mismos". Recuerda ella que fue de joven de izquierdas y que evolucionó hacia la derecha "de adultos".

Finalmente, quiero recordar que en el año 2014 desapareció la figura de Adolfo Suárez. Le conocí bien en la etapa de Herrero Tejedor, del cual ya casi nadie se acuerda. Aunque hubiese sido, quizá, un factor muy relevante de la Transición. O que hubiera podido realizarse de manera más peculiar. Y en todo sí se puede hablar, quizá con exceso, de "monarquía renovada", como la denominaba Benigno Pendás, director del Centro de Estudios Constitucionales.