La nueva reforma del Código Penal, aprobada por el Consejo de Ministros el pasado jueves y que entrará en vigor el próximo 1 de julio, va a apretarles las clavijas a mangantes, rateros de medio pelo y empleados que roban al propietario. Tipifica todos los hurtos como delitos, en un intento de controlar una situación preocupante: los robos en los comercios.

Un gravísimo problema que el sector sufría y que se venía denunciando, con muy poca respuesta, desde hacía años. No es para tomarse a broma el asunto. Según los últimos datos, la denominada "pérdida desconocida" (hurtos de clientes y empleados, fraude de proveedores o errores administrativos) supone unas pérdidas de unos 1.600 millones de euros anuales. Ahí es nada.

Hasta ahora la policía pillaba al fulano en cuestión y prácticamente tenía que envainarse la carcajada del susodicho. Robo de menos de 500 euros, un ratito a comisaría y venga, otra vez a la calle a pasarlo bien en el siguiente comercio. Se conoce a elementos que han tenido hasta 70 denuncias a la vez.

Entiendo la desesperación de los comerciantes, viendo día tras día a los mismos maleantes riéndose en sus narices y metiéndome en el bolsillo perfumes, bisutería y demás. Ahora se trata de delitos, penas más duras y reincidencias que se pagan caras. A más de uno se le va a caer el pelo.

@sdnegrin