Los datos no son espectaculares. Los negocios dicen que se está comparando con un año, 2014, que fue realmente malo. Pero, a la vez, a los empresarios se les nota más ilusionados, ahora creen que el turismo puede tener futuro en la Isla, que las cosas "se están haciendo mejor" y, además, "existe unidad". Eso creen y por encima de sensaciones, está la realidad: los alojamientos tienen en Semana Santa un 15% más de ocupación que en el mismo período del año pasado.

El consejero del área, Raúl Camacho, defiende que "el nivel de ocupación es positivo. En los complejos extrahoteleros, la ocupación es del 90% y algunos establecimientos han colgado el cartel de llenos", mientras que los hoteles "están en un 75%, que está bastante bien", y las casas de turismo rural tienen el 50% de sus camas ocupadas. Estos datos "son el reflejo del trabajo que se está realizando desde el gobierno insular", aunque sabe que "lo ideal es que no hubiera nada disponible".

Otro dato esperanzador es la mejora que se anuncia de plazas tanto para el verano como para el próximo invierno desde Península y mercados internacionales, tras los convenios firmados en las últimas ferias, aunque ahora habrá que llenar los asientos.

De todas formas, el sector entiende que La Palma está limitada. "Por mucha promoción que se haga, su techo es evidente", sentencian. Los empresarios defienden que hacen falta infraestructuras de referencia, desde un hotel de lujo hasta un campo de golf, pasando por el centro de visitantes del Roque y el aprovechamiento de las aguas de la Fuente Santa, para captar un número de turistas satisfactorio.

La mejoría sirve para que los complejos mantengan a su personal, que no haya despidos, pero aún es insuficiente para crear empleo.