A sus 63 años, Pablo Dorta de la Cruz se retiraba ayer del cuerpo de la policía local de Santa Cruz. El oficial rememoró su trayectoria, que ha durado ni más ni menos que 41 años. Sus vivencias comenzaron en 18 de marzo de 1974 y acabaron ayer 1 de abril de 2015.

Pablo recordó las cosas que ha pasado en este tiempo. La Policía Local ha cambiado su forma, sus instalaciones y su gente, y él ha tenido la suerte de vivirlo de cerca. Para explicar estas alteraciones destacó como su título ha cambiado a lo largo de los años. Al principio lo llamaban Guardia Municipal, más tarde Policía Municipal y, hasta ahora, ha sido Policía Local.

Es que este policía ha vivido de todo en la comisaría. "Cuando entramos teníamos que comprar nuestro material", explicó Dorta de la Cruz. El oficial tuvo que adquirir su primer arma, una calibre 22 que le costó aproximadamente 10.000 pesetas. Hoy en día, todo eso está regulado, y el material no es un problema para las nuevas incorporaciones a la comisaría.

Dentro de la policía , Pablo actuó como motorista, en Servicios de Informes y Notificación y patrullando con el coche. Durante sus últimos años trabajó en Atención al Ciudadano.

Por otro lado, el oficial compaginó su trabajo durante 23 años ayudando a Cruz Roja, conocido por aquel entonces como Cuerpo de Tropas y Socorro. Pablo explicó que les llamaban para realizar servicios como policías. "Haciendo eso me enamoré de Cruz Roja" confesó el oficial. De esta experiencia salió con el título de capitán de la ONG.

Entre las anécdotas más curiosas de su servicio destacó las noches en las que salía a pintar las señales viarias con una "chivata". "Lo hacíamos durante la labor de noche" explicó. Hoy en día resulta impensable que se ejerzan esas labores pues hay una empresa contratada que lo hace.

Durante su trayectoria, el policía ha pasado por eventos de distinta índole. Sin embargo, lo que más le impactó ocurrió cuando trabajaba de motorista. "Llevé al Hospitalito a un niño y a su padre, el cual pedía auxilio desde el coche". Más tarde le dijeron que el chico había fallecido.

Dorta recordó a todos aquellos que le han apoyado durante el paso de los años. De esta manera, dedicó un especial reconocimiento a su mujer. La cual, comenta el policía, ha tenido que pasar sola muchas Navidades y Fines de año. "La profesión del policía es así", comentó Pablo, "todos tenemos que sacrificar algo".

Ahora que se jubila lo que más desea es recuperar ese tiempo con su mujer. "Quiero irme con ella de viaje", explicó. "Seguramente iremos a La Palma dentro de poco".

Aunque este sea el fin de su servicio como policía, nunca dejará de ayudar a los demás. "Siempre que he podido he ayudado, porque es lo que me gusta", comentó. Añadió asimismo que, a pesar de su jubilación, tratará de "seguir echando una mano cuando haga falta" como ha hecho durante los últimos 41 años.