Complicidad, búsqueda, experimentación... Porque si bien en una primera impresión "#sobrejulieta" se percibe como un monólogo, acaso desesperado, en su interior bulle la aspiración de convertirse en todo un diálogo.

De fondo, inevitablemente, late una historia de amor, "esa hipótesis por la cual planteo si me puedo enamorar del público y ellos también de mí", descubre cautivadora y ya en su papel Carlota Gaviño (Santa Cruz de Tenerife, 1982).

La actriz, único elemento animado sobre el escenario, durante una hora y media sola en la escena y ataviada con un vestido de novia (el mismo con el que se casó en la vida real), asegura que se vale de la palabra, tanto hablada como escrita, para ir "generando una atmósfera en la que envolver al espectador en esa especie de juego dialéctico de certezas e incertidumbres; amor y muerte; realidad y ficción...".

Esta pieza que el grupo Grumelot trae el fin de semana al teatro Victoria de la capital tinerfeña se construye desde la investigación de tres lenguajes: el Romeo y Julieta de Shakespeare como materia textual; la retórica científica en relación con la bioquímica del amor y la muerte, más la multiplicidad de referencias que encierra la idea de lo romántico.

La obra se estrenó en mayo de 2014 en Madrid, volviendo a la capital en noviembre de ese año, y en ese tránsito ha ido enamorando al público en diferentes espacios, como el Festival 150 gramos en Vitoria, la sala Imperdible de Sevilla. En junio viajará nuevamente a Sevilla y volará después hasta la ciudad inglesa de Birmingham, donde el texto se interpretará íntegramente en inglés.

En Tenerife, la actriz recitará partes del monólogo en lengua original, con subtítulos en castellano, para así no restarles "la indudable magia de la lengua en la que fueron creados y escritos", subraya Carlota, y que la intérprete funde con un texto original trabajado por la compañía que se va abriendo "a momentos de improvisación".

La actriz sostiene que "cada actuación es diferente en sí misma" y no esconde que esa condición "supone que en ocasiones me vea envuelta en una carrera de velocidad". Y es que mientras asimila internamente las respuestas a las reacciones del público, debe mantener activo el proceso de continuar generando historias. Pero la alternativa, entonces, llega desde lo pasional: "Estar sobre el escenario para mí ya representa algo así como estar enamorada".

Este montaje en el que participa Íñigo Rodríguez-Claro encierra, a juicio de la actriz, "un elemento lúdico entre el lenguaje clásico y de la performance", que en su desarrollo descubre aspectos más anímicos que n concluyen en "una pieza de contenido y carácter muy personal, tanto para mí como para la compañía". Por eso, "cada función representa un regalo para mí".

Al bajar de las tablas, Carlota Gaviño reflexiona y admite que el teatro y las actividades artísticas, en general, "sobreviven con enormes dificultades". En el caso de la compañía Grumelot la solución significa participar en los montajes de otras compañías, además de mantener vivo en su residencia de la Sala Nave 73 de Madrid un proyecto de formación,

A quienes se inician o bien desean mantenerse en las artes escénicas, Carlota Gaviño les aconseja interpretar un texto que podría recitarse así: "Que hagan lo que les apasiona, con esfuerzo, desde el amor y, sobre todo, con el mayor de los compromisos".