La gran banca española está puliendo los últimos flecos para poner en marcha un plan conjunto para rescatar empresas viables, pero altamente endeudadas, con el fin de garantizar su continuidad y el mantenimiento de los puestos de trabajo.

En cuestión de días y siempre que no surja ningún imprevisto de última hora, Banco Santander, BBVA, CaixaBank, Bankia, Sabadell y Popular deberían anunciar la puesta en marcha del proyecto Phoenix, escrito así en lugar de Fénix para evitar problemas de marca.

Como ha adelantado hoy el diario Cinco Días, el acuerdo entre los seis grandes bancos se plasmará casi un año después de que se empezara a hablar de este plan, pero con la vista puesta en salvar a compañías medianas y grandes.

El proyecto está pensado para dar un respiro a compañías medianas y grandes que por su negocio son viables a medio y largo plazo, aunque en estos momentos su continuidad pueda verse afectada por un alto nivel de endeudamiento.

El salvavidas de la banca consiste en capitalizar parte de la deuda de estas compañías mediante la toma de una participación accionarial en las mismas, que será controlada directamente por cada banco, sin necesidad de que sea necesario crear una sociedad que controle esos títulos, explican las mismas fuentes.

Esto es una novedad respecto a los primeros planes de la banca y simplifica el proceso, que en todo caso estará supervisado por un comité de seguimiento, compuesto por un representante de cada uno de los seis bancos y cuyas funciones quedarán reguladas en el acuerdo marco que firmarán en breve las entidades.

Además, las seis entidades delegarán la gestión conjunta de sus participaciones en las empresas rescatadas al banco de inversión N y la consultora McKinsey, que serán los encargados de crear una sociedad gestora.

Las fuentes consultadas inciden en que tanto el acuerdo marco como el contrato de gestión que está previsto firmar en breve estará abierto a la incorporación de otros bancos, que también estén financiando a las empresas rescatadas.

Esto es el caso, por ejemplo, de la compañía GAM, que a finales de marzo comunicó a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) que había llegado a un acuerdo para reestructurar cerca de 272 millones de euros de deuda con once entidades, que controlarían entre el 73 % y el 75 % de la empresa asturiana.

Sin embargo, según las mismas fuentes, este acuerdo está sujeto a la puesta en marcha del proyecto Phoenix, que se espera sirva también para salvar a Bodegas Chivite y la productora de tubos soldados Condesa. La metalúrgica Ros Casares y Válculas Arco, de las que se habló en su momento, quedarían fuera.

En cualquier caso, a falta de confirmar las empresas que entran en el proyecto, lo que está claro es que la banca quiere dar opción a que reduzcan su carga financiera para que sobrevivan y si es posible, incluso, ayudarles a que inicien nuevas inversiones y mejoren su competitividad.

Tanto es así que los seis grandes bancos barajan la posibilidad de aportar liquidez adicional a determinadas compañías para que lleven a cabo sus planes de inversión y facilitar que sus gestores se centren de nuevo en el negocio.

Al fin y al cabo, los bancos son los primeros interesados en dar alas a estas compañías con el fin de que su participación en ellas se revalorice.

El proyecto Phoenix será una realidad gracias a las medidas aprobadas por el Gobierno en su reforma de la ley concursal, tras constatar en los últimos años que los esquemas tradicionales de refinanciación no siempre han sido los más adecuados para solucionar la crisis de una compañía.