Dalí, los hermanos Baroja, Alfonso XIII, Picasso, Juan Ramón Jiménez, Miguel de Unamuno, Rubén Darío, Juan Gris, Ortega y Gasset o Amadeo Modigliani son algunos de los personajes que retrató en vida el artista andaluz Vázquez Díaz (Nerva. Huelva, 1882 - Madrid, 1969), una de las figuras claves del arte español de la segunda mitad del siglo XX, sobre el que la Fundación Cristino de Vera de La Laguna ha organizado una exposición en su sede, la primera que se celebra en Canarias sobre este pintor, hasta el próximo 25 de julio.

La muestra, que fue presentada ayer por el presidente de la Fundación CajaCanarias, Alberto Delgado, y la directora de la fundación lagunera, Clara Armas, se titula "Vázquez Díaz. La permanencia de la modernidad", está comisariada por Víctor Nieto Alcaide y reúne una veintena de obras del maestro de la modernidad, entre retratos y paisajes, fundamentalmente, colección que refleja cinco décadas de la producción del artista en el periodo comprendido entre los años 1906 y 1956.

Este artista, uno de los mejores retratistas y paisajistas españoles, practicó un estilo que se movió entre el realismo y el cubismo que le insuflaron Picasso y Juan Gris, a los que conoció personalmente en su etapa en París, aunque para él su maestro e ídolo fue Paul Cézanne, muy presente en sus paisajes y algunas figuras, como las expuestas en La Laguna con los títulos "Aves nocturnas" (1907) y "Café de París" (1909).

Clara Armas explicó que Díaz fue uno de los pintores que protagonizaron la renovación de la pintura durante los años 20 y 30 del siglo pasado, además de ser el maestro de artistas de la moderna pintura española como Rafael Canogar, Díaz Caneja o el mismísimo pintor tinerfeño Cristino de Vera, quien siempre ha recordado a su mentor, su profunda amistad y la clara influencia que ejerció en su concepción del arte. Solo hay que observar una de las obras claves del pintor andaluz, la titulada "El refectorio" (1931), expuesta en La Laguna.

El propio Cristino de Vera escribió un artículo en El Mundo en 2004, que tituló "A don Daniel, el pintor que quiso esculpir el aire", en el que comentaba, entre otras cosas, "que el cariño y la amistad perduraron tiempo.. hasta que él cruzó el puente de la niebla y se fue con la insigne caravana de artistas de la luz... Y dejando en hebra de luz el eco de su canto de hermosura... y de la clara pureza de la oscura noche y de su honda penumbra extrajo el resplandor de claridad... La forma plena... rotunda... como pintor que quisiese esculpir el aire... la luz del alba... el esplendor de las estrellas".

Armas aclaró que la cuidada colección reunida en La Laguna, perteneciente a varias colecciones privadas, contiene, además de un autorretrato, retratos de "Amadeo Modigliani" y "Juan Gris", y una selección de paisajes del País Vasco y uno interior, "El refectorio" o "Los monjes blancos". "Retrató a todos los personajes importantes de su época, tanto a lápiz como al óleo. Tenía una forma de pintar con la que en pocas líneas captaba la personalidad del retratado. La parte paisajística es la que más recoge este proyecto, que es donde el pincel del pintor era más libre. Los retratos eran por encargo, en cambio los paisajes no. Él iba al Bidasoa o a Hendaya y pintaba las impresiones que le sugerían en el lienzo".

Desde su punto de vista, Vázquez, autor de los murales sobre el Descubrimiento de América del Monasterio de La Rábida, "fue un gran renovador. Fue una de las personas que más promovieron la renovación del arte en España frente a la pintura rancia oficialista que se estaba ejecutando. Intentó aprender de las vanguardias. Estuvo con Picasso en París, donde aprendió del cubismo, pero no aceptó las vanguardias radicales. Cogió la parte que le interesaba del cubismo".

Clara

Armas

directora de la fundación cristino de vera