"El placer estético siempre es más fácil de obtener que el económico. Sobre todo, porque ahí no se tienen en cuenta los factores que pueden condicionar la compra de una obra de arte", afirma la santacrucera Nuria Segovia Martín (1981), asesora e historiadora de arte, sobre una actividad que está en alza. "El arte es un valor a medio y largo plazo que hay que manejar con paciencia para sobrevivir a las decepciones y a los instantes de euforia", dice Segovia Martín.

¿Qué grado de conocimiento hay en las Islas en relación al mercado de arte?

En Canarias el coleccionismo va en aumento y eso ha generado que la conciencia de patrimonio a la hora de valorar una pieza haya cambiado. Es evidente que el mercado que tiene en el panorama nacional un artista local es casi nulo, ya que en estos momentos no se pagan las cantidades que pedían en los años 80 y 90. En todo caso, lo recomendable cuando se realiza una operación es buscar el asesoramiento de expertos porque esa es la mejor garantía que pueden tener las partes que participan en una compraventa.

Tradicionalmente el coleccionismo ha estado asociado con la obtención de unas ventajas fiscales; ¿esa es la realidad que también se percibe en el Archipiélago?

Aquí no existe una segmentación muy definida, pero en un lado están los coleccionistas que se mueven por razones estéticas, que en algunos casos están asociadas con un capricho, y los que intentan conseguir una rentabilidad fiscal realizando una inversión. En un tercer escalón estarían los que buscan obtener un credibilidad social, es decir, los que buscan una obra buena para tenerla en su casa y mostrarla a los amigos.

¿En qué se fija un cliente a la hora de negociar la adquisición de una obra de arte?

El primer impulso es estético y no necesariamente está conectado con lo económico: el objetivo es buscar una obra bonita y de calidad que encaje en la colección. Una vez la pieza ha captado el interés del cliente el problema pasa a ser económico. El arte es un valor a medio y largo plazo que hay que hay que manejar con paciencia para sobrevivir a las decepciones y a los instantes de euforia.

¿La crisis ha propiciado ventas para "tapar agujeros"?

No sé cuáles fueron las intenciones reales de esas ventas, pero muchos se quitaron obras porque su mantenimiento era muy caro y la actual realidad económica no les permitía asumir unos gastos de conservación. Este es un ciclo propicio para el negocio del arte.

¿Cómo es la relación que mantienen los coleccionistas y los distintos espacios museísticos tinerfeños?

Cualquier relación que tenga que ver con el coleccionismo y en la que exista una parte privada y otra pública es mejorable... Ahora no hay suficientes colecciones en préstamo y habría que flexibilizar las condiciones de las instituciones para propiciar alianzas que contenten a los dueños de una obra: depositar una pieza implica obtener una rentabilidad económica y eso es algo que en la época de vacas gordas se hizo bien, pero que en estos instantes no se da con la frecuencia deseada. Si un coleccionista no se siente recompensado no va a ceder una obra.

¿Cuál es su diagnóstico sobre la salud museística de Tenerife?

Una de las conclusiones de mi tesis doctoral giró en torno a la idea de que las relaciones museísticas en España son mejorables. Y en ese grupo incluyo al TEA Tenerife Espacio de las Artes. Es evidente que en algunos momentos hemos sido testigos de unas políticas que no convergen en el mismo punto y que no ayudan a difundir los contenidos de los distintos espacios expositivos que hay en la Isla. El turismo necesita que todas las instituciones se unan en torno a un proyecto definido, pero también hay que desarrollar una técnicas de difusión más efectivas.

Doctora en Historia del Arte por la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad de La Laguna y especializada en museología y gestión cultural, la tinerfeña Nuria Segovia considera que contar con unas instalaciones tan interesantes como el TEA Tenerife Espacio de las Artes no siempre son una garantía de éxito. "Su diseño ha dotado a la Isla de una marca específica y el trabajo que se está realizando en proyectos como el de Área 60, por ejemplo, es vital para descubrir talentos emergentes, pero necesitamos