Faltan apenas dos meses para que finalice el curso en el Conservatorio Profesional de Música de Santa Cruz de Tenerife y los alumnos del centro han visto cómo han cambiado de forma drástica la organización de sus horarios y de los profesores que les dan clase. Los docentes han reaccionado reclamando por escrito a la Consejería de Educación que acepte la propuesta de reajuste de la plantilla que se aplicó desde febrero y hasta que la Administración decidió rechazarla e imponer otro sistema.

Los orígenes del problema se remontan a la dimisión del anterior equipo directivo del Conservatorio, que obligó a la nueva dirección a reorganizar la plantilla. El objetivo, aseguran fuentes del profesorado, era amortiguar el impacto que pudiera tener el cambio sobre el alumnado, en forma de modificaciones de horarios, turnos y docentes.

La propuesta fue presentada a la Consejería y recibió el visto bueno inicial de la Dirección Territorial de Educación y la Inspección educativa. Sin embargo, acabó topándose con la oposición de la Dirección General de Personal.

Durante los dos meses que estuvo en vigor, el reajuste planificado por la dirección del centro permitió impartir clase de manera "óptima" e impidió que se interrumpiera la formación a unos estudiantes que se encontraban casi en la fase final del curso, según los profesores.

La Consejería sostiene que la propuesta del equipo directivo no se atenía a la normativa. Afirma, asimismo, que aceptó la segunda que le fue formulada, aunque desde el profesorado insisten en que lo que ocurrió fue una "imposición" de la planificación de la propia Administración.

La "inseguridad" y la "inestabilidad" que esta situación genera en los alumnos ha llevado a la asociación de madres y padres del centro a recoger firmas para expresar su preocupación a la Administración educativa. De hecho, el colectivo está a la espera de reunirse con el director general de Personal y la viceconsejera de Educación, revela la Junta Directiva del Ampa.

La principal inquietud de las familias es que "se respete la calidad de la enseñanza" y evitar que los trastornos que han provocado los cambios causen, a su vez, "desmotivación" en el alumnado y, sobre todo, "se realicen según criterios pedagógicos y por el bien de los estudiantes". "No puede ser que una educación como la musical sea desmotivante. Los chicos deben salir de las clases con una sonrisa en los labios, creando, componiendo e ilusionados", advierten desde la directiva del Ampa.

Los padres han acordado permanecer vigilantes y avisan de que reclamarán a la Administración ante "la mínima incidencia que se produzca". Lo harán, explican, no solo como colectivo, sino también a título individual.