La concejal de Urbanismo, José Ángel Martín, firmó ayer el convenio marco de reposición de diez viviendas de particulares situadas en la avenida de Tíncer.

Durante el acto, Martín les explicó que dicho convenio se había aprobado el pasado viernes en el Consejo Rector de Urbanismo con el voto favorable de todos los partidos políticos.

Dicho convenio consiste en la inversión de 845.1888 euros por parte del Ayuntamiento de Santa Cruz para la reposición de las diez viviendas de autoconstrucción con 50 años de antigüedad. Se trata de un compromiso que se adquirió en 2004 y se plasmó en el Plan General de Ordenación (PGO) aprobado este mandato.

Los propietarios ceden de esta forma los terrenos donde se levantan sus casas a cambio de otras nuevas "de las mismas características". En el lugar donde actualmente se levantan sus viviendas, el PGO recoge la necesidad de construir un viario.

"El periodo de ejecución es de dos años, así es que a finales de 2018 sus nuevas casas estarán finalizadas", les aseguró el concejal.

Ante las muestras de escepticismo de algunos propietarios, Martín les aseguró que la firma del convenio-marco "es vinculante", por lo que ellos pueden "impugnar el presupuesto de 2016" si no se consigna ninguna cantidad económica para iniciar esta reposición.

"Es un día importante. Muchas felicidades", les dijo José Ángel Martín.

Este acuerdo marco deberá después concretarse con cada propietario porque, al ser casas unifamiliares de autoconstrucción, "cada una es diferente".

"Haremos lo más ajustado a sus necesidades", prometió el concejal de Urbanismo, mientras cada uno de los propietarios firmaba el recibí del convenio-marco.

"Los pobres fabrican porque no comen carne"

Con pena firmaban ayer los propietarios el convenio que les va a proporcionar unas casas nuevas. "Ay, los recuerdos que tengo allí", decía Domingo Marichal, de 70 años, que con 18 ayudó a su padre a levantar la vivienda. "Lo que yo piqué y, mientras, mi madre y mi hermana quedándose en el Sur", rememoraba. "Los pobres fabrican porque no comen carne", recuerda su hermana Lucía que decía su madre, lo que viene a ilustrar el abanico de privaciones a las que se sometieron para poder contar con una vivienda propia. "Vinimos pequeños de La Gomera, pero nos sentimos de Tíncer", explicaba Lucía. Aunque saben que esta cesión de sus casas es "por el bien de todos", les surgen las dudas. "Yo tengo dos fachadas por las que pago contribución doble, espero tenerlas también en la nueva", dice Domingo. Para Lucía su azotea es muy importante y quiere que su nueva casa también disponga de una.