La Asociación de agricultores y ganaderos (Asaga Canarias) y guardias civiles anónimos reclaman que la actividad del Equipo Roca del Instituto Armado se amplíe a otras zonas de Tenerife y La Palma, por ejemplo, ante la proliferación de robos en explotaciones agrícolas y los buenos resultados alcanzados por el único grupo de este ámbito existente en la provincia, que tiene su base en Tacoronte.

La implantación del grupo se hizo como "experiencia piloto" hace dos años y estaba conformado por un cabo y tres agentes. Ahora solo cuenta con los tres guardias.

Desde el cuerpo de seguridad, algunos funcionarios recuerdan que algunos mandos prometieron que irían ampliando la implantación de estos equipos. Guardias dicen que sería fundamental que hubiera otro grupo ROCA por Güímar o Guía de Isora, por ejemplo; o bien en La Palma, La Gomera o El Hierro.

Y explican que una segunda opción pasa por contar con un segundo equipo en la Comandancia de Ofra y que tenga capacidad de movilizarse por toda la provincia.

El vicepresidente de Asaga, Hernán Tejera, afirma que en los primeros meses de 2015 se percibe un fuerte descenso en los robos en Tenerife, aunque se detecta un repunte de delitos en los municipios palmeros de Los Llanos o El Paso, sobre todo en fincas de aguacate. Tejera señala que estos robos aumentan en las fechas próximas a Navidades, Reyes o las fiestas de los pueblos. En algunas ocasiones, no hay robos, solo vandalismo, porque entran con vehículos y causan destrozos en las huertas.

Y Tejera explica que, a nivel nacional, los colectivos de agricultores han reclamado la adopción de medidas, ya que, a veces, las sustracciones de cosechas pueden conllevar agresiones físicas a los productores o algo peor.

Por ese motivo, el representante de Asaga Canarias aboga por la creación de más grupos específicos y, fundamentalmente, cree oportuno el endurecimiento de las condenas por estos delitos, con penas de entre dos y tres años de cárcel.

Tejera recuerda que en Canarias han descendido los delitos en un 25 por ciento. "Eso significa que los agentes específicos funcionan bien, porque ejercen una función reactiva, pero también disuasoria", comenta. Y advierte de que no solo se trata de actuar sobre quien roba, sino también sobre las personas que receptan esos productos.

Y es que en muchas ocasiones las sustracciones de cosechas no se hacen para comer o subsistir, sino para venderlas y obtener un lucro económico.

Pero los robos no se centran únicamente en los cultivos, también conllevan la sustracción de cable de cobre, sistemas de riego, maquinaria y herramientas, por ejemplo.

Y eso sin contar los destrozos provocados en los terrenos donde se planta, según este representante de la Asociación de Agricultores y Ganaderos.

"Hay que potenciar estas unidades"

Hernán Tejera está plenamente convencido de que desde el Gobierno, el Ministerio del Interior y la Dirección General de la Guardia Civil se debe potenciar la implantación de estos equipos ROCA por más territorios, porque su presencia "tiene resultados muy buenos". El portavoz de Asaga Canarias indica que "ya hemos trasladado nuestro reconocimiento" por la labor que desempeña el grupo que actúa en la zona de Tacoronte. De momento, Tejera señala que su organización carece de datos estadísticos sobre los delitos contra el patrimonio que sufren los productores agrarios y ganaderos en el Archipiélago o la provincia de Santa Cruz de Tenerife. Tejera comenta que las sustracciones de cosechas es un "problema secular" y recurrente en el agro isleño.

Y advierte de que las autoridades, los receptores de los productos sustraídos y los consumidores deben ser conscientes de que los autores de los asaltos a fincas pueden estar comprometiendo la seguridad alimentaria. Los delitos contra el patrimonio en las explotaciones agropecuarias tienen muchas facetas. Además de todas las expuestas, hay quien roba no ya la cosecha, sino las propias plantas. Hace aproximadamente tres semanas, uno o varios desconocidos sustrajeron 110 aguacateros recién plantados en una finca de La Matanza, concretamente en la explotación San Diego, en el acceso al núcleo de El Caletón. Tal y como trascendió a la opinión pública en su momento, el valor de los árboles tiene un precio en el mercado de 1.100 euros. Sin embargo, más allá del valor económico, el robo supuso que los productores hayan perdido la cosecha para este año. El motivo es que que para poder adquirir estas plantas hay que efectuar un encargo y esperar varios meses, en los que se efectúan los injertos. Se trata de la tercera vez que los afectados sufren un robo de aguacateros, aunque nunca había sido tan importante. No se descarta que el autor sea alguien que conozca muy bien la zona donde ocurrió el hecho.

Testimonio de un joven agricultor afectado

Un joven agricultor de Valle de Guerra explico a EL DÍA que, tras obtener una titulación universitaria en Administración y Dirección de Empresas, hace cuatro años decidió iniciar su actividad laboral en el campo, con ganas e ilusión. Tras muchas horas de trabajo diario y unos cuatro meses de cultivo, el pasado fin de semana le robaron casi 200 kilos de papas. Considera que la presencia de la Policía por la zona de La Laguna comprendida entre Valle de Guerra, Tejina y la Punta es muy importante en horas a las que se cometen los delitos para disuadir a los ladrones.

Hace un año le robaron parte de la red de riego

Pero este productor no ha sufrido únicamente este delito. En febrero del año pasado, le sustrajeron 2.400 metros lineales del tendido de la red de riego (las tres cuartas partes). Ocurrió cinco meses después de haberla instalado en una finca arrendada, con cuyo dueño llegó al acuerdo de que el primer año no le pagaría nada porque dicha explotación carecía de sistema de irrigación.

La falta de sensibilidad de un policía

Este afectado señaló que ningún agente de la Policía Nacional visitó su explotación para conocer las circunstancias reales del robo. Cuando acudió a interponer la denuncia, asegura que el agente le dijo que "ni era el primero ni sería el último robo" de esas características. Comenta que, más allá de que objetivamente pueda ser así, de esa manera no se puede tratar a un ciudadano y reclama un poco de interés y mejor atención a las víctimas.

Situaciones que minan la moral de los agricultores

El joven productor agrario señala que, más allá del valor económico de los efectos sustraídos en estos robos, estas situaciones "minan la moral después de tantos esfuerzos y de preocupación por los resultados, ya que influyen factores como las condiciones climatológicas o el cuidado del terreno". Comenta que, si las personas tienen necesidad de comer, él es el primero que les daría dos sacos de papas o los invitaría a trabajar un par de días recogiendo para dárselo.

Sentirse intimidado al entrar en la finca

El agricultor de Valle de Guerra comenta que estos robos provocan que los productores entren "con miedo" o "intimidados" en sus propias fincas, "porque no saben lo que se van a encontrar". De hecho, los delitos provocan que algunos dueños o explotadores acudan de madrugada a los terrenos para tratar de evitar que días u horas antes de recoger la cosecha "se las quiten de las manos".