La Transvulcania tendrá entre sus "estrellas" a un corredor que fue capaz de ganar en dos ocasiones y de forma consecutiva (1994 y 1995) el maratón de Nueva York, el fondista mexicano Germán Silva, aunque los amantes del 42K de la Gran Manzana siempre lo recordarán por protagonizar uno de los finales más memorable de la prueba.

Año 1994. Faltan 800 metros para la meta. Germán Silva y su compatriota Benjamín Paredes se disputan el título del maratón neoyorquino. Van juntos. Solos. Pero Silva se equivoca de ruta. Se desvía en una curva a la derecha de forma errónea. Su compañero de escapada sigue recto y se va en solitario en busca del triunfo. El maratón parece decidido, pero la prueba da un vuelco. Paredes ve que su compatriota da la vuelta y faltando apenas cien metros, lo supera.

"Me di cuenta que ya no había gente. Que algo malo estaba sucediendo. Automaticamente volteo a ver y me di cuenta de mi error. Ni lo pensé dos veces. Por inercia fue frenón, media vuelta y a meterle (correr al límite de sus fuerzas). A día de hoy todavía no alcanzo a creer cómo alguien es capaz de correr un último kilómetro de un maratón tan rápido, estamos hablando de 2 minutos y 40 segundos. Fue memorable", aseguró años más tarde el propio Paredes.

Aquella victoria tuvo otras repercusiones para el corredor mexicano. Recuerda, en la misma entrevista, que aquel maratón "cambio mi vida", pero no solo en lo deportivo: "Después de años y años en los que mi familia, mis padres, mis amigos, buscaban luz eléctrica en mi comunidad, en un mes (tras aquel final en el New York) se logró. Fue para mi fue un cambio radical".

El fondista mexicano, que ahora reside en Holanda, estará el día 9 de mayo en el faro de Fuencaliente. Siempre ha sido un especialista del asfalto, ya tiene 46 años y no está, ni mucho menos, entre los favoritos de la ultramaratón de Transvulcania, pero es uno de esos corredores capaces de engrandecer una prueba. De hacerla diferente. Y eso solo lo pueden hacer los elegidos.