Aunque sus inicios en el Conservatorio Superior de Música de Santa Cruz de Tenerife apuntaban hacia la carrera de piano, David Minguillón (Santa Cruz de Tenerife, 1983) cambió la partitura y decidió cumplir su formación como licenciado en Guitarra Clásica.

Ahora, del repaso a los ritmos que ha ido marcando a lo largo del tiempo admite que el piano, ciertamente, lo tiene "algo olvidado" y recuerda que su idilio con las seis cuerdas fue casual: "Estaba con un grupo de amigos disfrutando un día de playa en el Puerto de la Cruz y de repente eché mano de una guitarra", desde entonces su inseparable compañera.

Este instrumentista compartió el pasado domingo su último trabajo, que llama "Puerto de mar", con el público que asistió al concierto en el cine Unión Tejina, un proyecto que dice "recoge mi evolución musical de los últimos años, donde está presente la improvisación propia del mundo del jazz y la particular rítmica del flamenco".

David Minguillón sostiene que la decisión de grabar este disco en Tenerife responde a su tributo y admiración hacia el saxofonista Kike Perdomo, "que siempre me ha prestado su apoyo", y también a Jorge Pardo, otro "indispensable". En el estudio lo acompañaron Jorge Pardo (flauta); Kike Perdomo (saxo); Luismo Valladares (bajo), Jeroen Truyen (batería); Francis Hernández (teclados); Vanesa Díaz (voz) y Sissi del Castillo (percusión).

El resultado de esa fusión lo valora el guitarrista como una experiencia "muy personal y gratificante", donde se muestra "la fuerza y la pasión del flamenco", con el toque "de más complejidad armónica y con rasgos de improvisación que desprende el jazz".

No se trata sino de condensar e interpretar aquellas influencias que dan a este músico un particular timbre. Y a propósito se refiere Minguillón a su paso por la ciudad de Granada, donde finalizó sus estudios y el lugar que le contagió la raíz de los aires del flamenco, y, posteriormente, su estancia en Holanda, una de las cunas del jazz, país en el que cursó un máster y se integró en varios grupos. Ahora, rodeado de mar, recupera "cierta tranquilidad", ese sosiego necesario para incorporar a sus composiciones el carácter de su insularidad.

En una coyuntura como la actual, en la que los jóvenes "emigran" en busca de oportunidades, este guitarrista afirma que su salida tuvo que ver con "una cuestión de interés propio, de búsqueda de formación y deseos de conocer otros ámbitos creativos".

Ahora, con la perspectiva que procura la distancia, David Minguillón lamenta que "en comparación con los países de nuestro entorno europeo resulte tan evidente la deficiente formación musical de España". Y se refiere al hecho de que "desde temprana edad la mayoría de los niños tocan un instrumento o se afanan en la lectura... Creo que es una cuestión de plantearse enriquecer la cultura".

En este sentido, no duda en reivindicar que la enseñanza musical se incluya definitivamente como una materia más en los planes de estudio.

Y se muestra realista ante el "escenario" donde le ha tocado "interpretar" y señala que "en Canarias existen algunos géneros musicales que cuentan con más apoyo que otros, quizá por tradición, como es el caso del folclore. Lo del jazz es residual, para unos pocos".

El 14 de mayo, sobre las tablas del Guimerá, y el 21 del mismo mes, en el Festival de Jazz de La Laguna, volverá a sonar junto al flautista Pablo Díaz, el bajista José Carlos Machado, el batería Sergio Díaz y el percusionista Julio González. Con sabor a mar.