Estos días ha vuelto a quedar claro que los que más mandan en el PP se desenvuelven muy mal, pringándolo todo, cuando la mierda que hay que limpiar proviene de desagües apestosos que son gestionados por algunos identificados como "de la casa", por mucho que el eufemismo ahora al uso los relegue a "expulsados del PP".

De las inevitables intervenciones que los mayores voceros de ese partido han debido hacer tras explosionar el caso Rato; o sea, a cuenta del último jaleo morrocotudo que afecta a uno de los suyos (a otro "expulsado del PP"), destacan, como casi siempre, las del poco virtuoso, desafinado y a la vez desabridón Mariano Rajoy y las de la indisoluble y ejemplo máximo de trabalenguas María Dolores de Cospedal, secretaria general del principal partido de la derecha (la número dos, se dice ahora), hasta ver qué pasa con Ciudadanos, y presidenta de Castilla-La Mancha, además de, por lo que se ve y escucha a diario en esa meseta tan castiza, personaje político de interés ubicuo para la tele pública de la comunidad donde más manda y "mejor" coloca, un medio de comunicación que, si no es suyo, no será porque ella así no lo crea.

Rajoy y Cospedal vuelven a estar metidos en una gran tormenta que no se ha desencadenado en el estanque de cuatro por diez de mi barrio de infancia, sino que esa mar gruesa bate en un océano de corrupción que convierte aquel principio básico de mantener la nave a flote en algo muy difícil de lograr, sobre todo porque se sella un agujero y al unísono aparecen cientos de mayor tamaño. En este escenario, por largo periodo incorregible, a Rajoy y a Cospedal de poco les sirve lo que aprendieron de natación en sus años mozos, y quizá por esto hoy prefieran no mojarse mucho, no vaya a ser que terminen bien enchumbados.

Pese a que, ahora sí, todo lo prefieren hacer sin la prensa "enemiga" delante, esto no ha sido impedimento alguno para que, primero Rajoy, el presi que chateó con Bárcenas pero jamás supo nada de nada ("sinvergüenza" que es ese tal Bárcenas), y después Cospedal, hayan vuelto a demostrar sus luces cuando se trata de gestionar una crisis honda y estructural. Si así no lo creen, qué debe pensar uno cuando la secretaria general del PP, presidenta de Castilla-La Mancha y mandona porque sí en la llamada "TeleCospedal" dice, y esto sin despeinarse, que la cordillera de problemas de máxima altitud de Rodrigo Rato (exvicepresidente del Gobierno de España; exministro de Economía, también del Gobierno de España; ex director gerente del FMI, con el impulso del Gobierno de España, y expresidente de Caja Madrid, antes, y de Bankia, después, todo esto con el apoyo supremo e indivisible del PP), con señalamientos por supuestos robos a mansalva, es un asunto que solo apunta a brutales delitos cocinados en la "esfera privada"; vamos, que nada, y ella fue tajante, tienen que ver con la otra esfera, la política, justo la que, sin duda, afecta a ella y a su partido.

Cospedal otra vez (y van miles) se hace la sueca, como el mismo Rajoy, y confunde de manera interesada las esferas con los "teides", pero hay que decir que "teides" son "teides" y esferas solo salidas por la tangente. Desnudeces de este tipo, casi siempre (en España nunca se sabe), llevan al desierto electoral. Quizá sea lo que se merezcan, salvo que "TeleCospedal" diga aquello de "¡somos los mejores!" y vaya algún tonto y se lo crea. País de chochos y moscas.

@gromandelgadog