Admite que es "mallorquinista de corazón". Y no es para menos. Nació en Palma, creció viendo al equipo bermellón ganar la Supercopa de 1998 y la Copa del Rey de 2003, su tío Toni hizo carrera en ese club como portero y, lo que es más valioso para él, pasó de ser canterano a profesional en la entidad balear.

Pero mañana, Abdón Prats tendrá que dejar esos vínculos a un lado; al menos, entre las siete de la tarde y las nueve de la noche, mientras el balón esté rodando sobre el césped de Son Moix, su casa.

El delantero vistió el uniforme rojinegro desde su primer año en la categoría juvenil y solo lo cambió por otro durante el curso 2013/14, en la que jugó a préstamo en el Burgos, en Segunda B. Antes y después sumó minutos con el segundo equipo del Mallorca, pero también con el principal. De hecho, llegó a debutar en Primera en una visita al Getafe, de la mano de Joaquín Caparrós, en abril de 2012. Fue un anticipo de lo que acabaría disfrutando más adelante, su ascenso al plantel profesional en el verano de 2014. Abdón comenzó el presente ejercicio en el equipo bermellón, con el que disputó catorce partidos de Liga y marcó dos goles.

Pero el mercado de invierno forzó su cambio de destino. Aumentó la nómina de delanteros con los fichajes de Joselu y Xisco y Prats, y él se animó a buscar fuera los minutos que supuso que le iban a faltar. "El Mallorca no me pidió salir; quise hacerlo yo", aclara el atacante, que se marchó "agradecido" del club de su "tierra" y sin cerrar la puerta a un posible regreso. "No existen vínculos contractuales, pero soy mallorquinista de corazón", confiesa Prats, quien, de momento, se centra en marcar goles para el Tenerife. Aunque sea en su casa y no lo celebre.