El futuro se consolida potenciando el presente y la base estructural son las infraestructuras como conjunto de medios, instalaciones, equipamientos, elementos o servicios; son un factor primordial para el desarrollo social de un territorio determinado, de la actividad económica y, como consecuencia, para la creación de empleo. Todas las regiones que en la actualidad gozan de un alto nivel de desarrollo y de una economía moderna disponen de una eficiente dotación en infraestructuras que repercute en el incremento de la productividad y favorece un efecto arrastre sobre todos los sectores económicos, dando mayor capacidad expansiva y de productividad a todo el sistema social.

Canarias, por su situación geográfica, tiene el derecho y la necesidad de contar con unos equipamientos, tanto dirigidos al exterior como para el consumo interno, que sean modernos y eficaces para dar respuesta suficiente a la demanda requerida, especialmente en las instalaciones aeroportuarias y de comunicación terrestre, que repercutirán sin duda en una reducción importante de los costes logísticos de las empresas. Además de la importante necesidad de acometer aquellas obras de equipamiento comunitario, que nuestros pueblos necesitan para aumentar la calidad de vida de los ciudadanos y hacer posible un desarrollo económico sostenible, con la creación de empleo, primera y verdadera demanda en la actualidad. El desequilibrio en las infraestructuras es la causa fundamental de la diferencia no sólo de crecimiento, sino, lo que es más importante, de desarrollo entre las diferentes zonas territoriales.

No realizar y ejecutar ahora determinadas obras básicas y estructurales necesitará de un esfuerzo mayor en el futuro, tanto financiero como de estricto coste económico, que puede hacer que por estos motivos y debido a la posible escasez de medios en el futuro su ejecución sea irrealizable. En Tenerife ya tenemos experiencia en no ser prioritarios a la hora del comienzo de las distintas obras, empezando por otras islas, donde se llegan a inaugurar, cuando aquí ni se comienzan o tienen unos retrasos incomprensibles e inexplicables.

Las distintas administraciones públicas, cada una en su ámbito de actuación, tienen que tener conciencia de la necesidad que tienen de ahorrar, lo que equivale, aunque parezca paradójico, a invertir en infraestructuras, porque de esa manera se está consolidando el presente y garantizando el futuro. Actualmente nuestra provincia, y especialmente Tenerife, cuenta con una insuficiente dotación en infraestructuras, tanto desde el punto de vista de la cantidad como de la calidad. La contratación pública es una de las ramas de actividad del sector de la construcción que más aporta al producto interior bruto, pudiéndose utilizar no solo como medida anticíclica y anticrisis, sino también como forma de vertebrar el territorio y de dotar de mayor calidad de vida, a través de las infraestructuras, a la sociedad y al requerimiento del sistema económico. El efecto multiplicador sobre la iniciativa privada es incuestionable, además de asegurar el futuro a las nuevas generaciones. No podemos ni tenemos el derecho de cerrar las puertas para las iniciativas e inversiones que beneficien a nuestros hijos y nietos, que esperan que pongamos las bases de un crecimiento sostenible y equilibrado, entre desarrollo y defensa medioambiental.

Nos corresponde a todos, es decir, a los ciudadanos, exigir para nuestra isla lo que verdaderamente le pertenece, obras prácticas y útiles que nos beneficien como ciudadanos y a la economía en general, para favorecer el bienestar, la estabilidad y la cohesión social. Históricamente Tenerife ha sufrido una deficiente dotación. Esto hace necesario una serie de actuaciones que hagan posible que su ejecución sea un verdadero motor estratégico. No podemos seguir con la dejadez y falta total de previsión, unida a una más que dudosa eficacia en la toma de decisiones.

Si no se acometen las obras imprescindibles, así como el mantenimiento, conservación y mejora de las existentes, dentro de muy pocos años nuestra economía quedará estrangulada y en manos del destino o del azar, siendo en ese caso el fracaso de todos. Tenemos que ser competitivos en un mercado globalizado. FEPECO lleva 38 años reclamando las infraestructuras como estructuras básicas para asegurar el futuro. El tiempo perdido por no ejecutarlas o por los retrasos hay que ganarlo.

* Director-gerente de FEPECO