El Tenerife se desconectó de la competición en el peor momento posible y cedió ante un rival directo en una jornada especialmente adversa, que le mete de lleno en el lío del descenso a Segunda División B. La imagen ofrecida en el Iberostar Estadi, que nada tuvo que ver con el corto empate logrado ante el Llagostera, siembra de dudas el futuro de un equipo que perdió su principal seña de identidad: la intensidad. Lo peor es que, como sucedió en visitas anteriores (Miranda, Las Palmas o Huelva), se puso por delante y le faltó oficio para conservar la ventaja y hurgar en la herida de un rival plano y con muchas dudas. La cosa falló desde el origen. Busca desde hace algunas jornadas Raúl Agné un formato algo distinto para los partidos a domicilio. Si en el Heliodoro elige entre Juan Carlos y Cristo Martín para completar el centro del campo, la inclusión de un tercer pivote se ha hecho habitual lejos de la Isla. Con un matiz, ante Barcelona B y Alavés fue Cristo Díaz el elegido. En ambas ocasiones actuó escorado a la izquierda. Ayer le tocó a Ricardo León, pero formando tripleta con Vitolo y Aitor Sanz. Y este último fue el sacrificado en la banda. La puesta en escena no resultó todo lo satisfactoria que cabía esperar, puesto que la presión balear provocó algunos errores en la salida de balón visitante. En uno de ellos, Marco Asensio puso un buen centro desde la izquierda que cabeceó alto Pereira (2''). Poco a poco fue mejorando el panorama para la escuadra insular, que dio su primer aviso en un disparo desde la frontal de Abdón Prats (11''). Al mallorquín se le vio algo tímido en su casa. Nada que ver con la versión peleona de una semana antes. Con las pulsaciones del encuentro más bajas, un robo de Ricardo León puso a Suso delante de Cabrero. Con todo a su favor, se ofuscó en el remate y regaló el aplauso al portero (24''). Pero el tinerfeño tuvo la oportunidad de redimirse poco después. Recibió en la banda, pero la abandonó para buscar la frontal y disparar con la izquierda. En el rechazo de Cabrero, Maxi Pérez no perdonó y adelantó a los suyos (32''). Desde entonces, no se jugó cerca de las áreas. Las imprecisiones, una constante desde el arranque, impidieron sorprender al Mallorca. Su juego de ataque se hizo tan previsible que las ayudas canarias llegaban con facilidad. Nanu Soler puso a calentar a Arana y empezó a pensar en otro plan para la segunda mitad. Porque al Tenerife le interesaba que no sucediera nada y, aunque no renunció a buscar la portería contraria, lo hizo con un ritmo lo suficientemente lento como para no errar y llevarse un disgusto. Pero no era la imagen de otras semanas. Todo empeoró tras el receso. El técnico local dio entrada a Javi Ros en lugar de Bustos y su equipo ganó en dinamismo. A los cuatro minutos ya había conseguido el premio a su mejor regreso al terreno de juego. Una pared entre Xisco y Marco Asensio, en la que la defensa blanquiazul pareció de futbolín, acabó en el empate. El Tenerife desapareció del terreno de juego. Los de blanquiazul fueron sombras de sí mismos. El balón quedó en poder de los locales que, aunque sin claridad, giraron el campo hacia la portería de Dani Hernández. Tuvo que esperar 20 minutos el Mallorca para volver a morder. Pero le fue suficiente para completar la remontada. En esta ocasión, Pereira superó a un Carlos Ruiz irreconocible y dio el pase de la muerte a Joselu, que remató casi a placer a la red (69''). Para entonces, ya había entrado Diego Ifrán. Lo hizo por Abdón Prats y aportó lo mismo que el balear: nada. No es que la sustitución esté mal hecha, es que el problema estaba en otro lado. Impreciso Ricardo, los visitantes necesitaban precisión. Empujado por ese 2-1, recurrió Agné a Juan Carlos. Tarde, demasiado tarde para lo claro que se veía. No obstante, había tiempo para darle la vuelta a la situación. Los de Soler dieron un paso atrás y se protegieron. Pérdidas de tiempo, recogepelotas desaparecidos, unas artes propias de otros tiempos y que permitió Ocón Arráiz. También pudo tragarse un penalti sobre Ifrán, que se fue al suelo en un centro de Suso cuando había ganado la posición a su defensor. Con centros laterales, llegó el único susto. Suso la puso desde la derecha y Joao evitó el remate de Maxi bajo palos (88'').