Después de 24 años en las altas esferas de la masonería, el francés Serge Abad-Gallardo decidió abandonar esta "elitista" institución en la que nunca encontró ningún obrero e iniciar la búsqueda de la "verdad en mayúsculas" a través de la religión católica y el acompañamiento a los enfermos.

Esta transición la explica en el libro "Por qué dejé de ser masón", publicado por Libros Libres, donde aborda la moral masónica y censura algunas de sus prácticas.

Abad-Gallardo explica cómo entró a formar parte de la masonería en un momento de su vida en el que se encontraba en la condición ideal: "Tenía la edad y la situación social idónea; con 36 años y trabajando de alto funcionario, como director de Urbanismo del ayuntamiento de una importante ciudad de Córcega".

"Estos son los perfiles que buscan los masones", porque uno no decide por sí mismo ingresar en la masonería, sino que "son los masones los que te captan", señala.

Esta institución busca personas de entre 35 y 40 años y que desempeñen cargos de nivel como médicos, abogados, jueces, políticos y profesores de universidad. "Yo no he encontrado obreros en la masonería en 24 años, es un poco elitista", subraya.

En 24 años en sus filas, Abad-Gallardo llegó a ser venerable maestro

Además, eligen a personas que se hacen preguntas sobre la vida, sobre la existencia y el estaba "buscando la verdad en mayúsculas". De esta manera, una persona de su círculo profesional le reveló su condición de masón y le propuso ingresar.

"Yo no conocía nada de la masonería, pensaba que eran personas que obraban para la felicidad de la humanidad y sabía que tenían secretos importantes", señala.

En los 24 años que formó parte de la masonería, Abad-Gallardo fue escalando hasta llegar a ser "venerable maestro" y mejoró su situación laboral.