La única madre que al final se mantuvo firme y recurrió a la vía judicial por los supuestos malos tratos a personas con discapacidad intelectual en el centro de Triana, en Los Llanos de Aridane, y una veintena de personas incluidas en el expediente abierto al efecto por el Cabildo de La Palma, han ratificado ante el juez su versión sobre lo ocurrido tras aquellas paredes, por las que se investiga las terapias abusivas del que fuera, en aquel momento, director y psicólogo del recurso asistencial, José Amed Mustafá.

Entre los citados a declarar se encontraba, además de la madre denunciante por los supuestos tratos vejatorios sufridos por su hija, personal sanitario que desempeñó su labor en Triana cuando se produjeron los hechos que ahora se investigan, así como trabajadores de la institución insular ligados al funcionamiento del servicio.

Los abogados de la acusación prevén que entre la fase de instrucción y el juicio, el caso se prolongue aún entre nueve meses y un año, teniendo en cuenta que el juez que llevaba la causa ha sido reemplazado por un juez sustituto, que ha tenido que estudiar un denso sumario donde además de las comparencias que solicitó la instructora de la investigación abierta por el Cabildo de La Palma, se incluyen las declaraciones de personas que de forma voluntaria han querido dar luz a lo ocurrido en Triana.

El sumario también recoge la crucial denuncia que tras estudiar el informe remitido desde la institución insular, fue presentada de oficio por la Fiscalía en defensa de los intereses de las personas con discapacidad acogidas en el centro, exponiendo también su acusación al entender que de las declaraciones se desprende con rotundidad que hubo tratos vejatorios a los residentes por parte de José Amed Mustafá.

La acusación no descarta presentar nuevas pruebas que clarifiquen aún más lo ocurrido en el centro. Solo desea que la persona que esta imputada, psicólogo de profesión y exdirector del recursos asistencial, quede inhabilitado para desarrollar tareas de esta índoles con personas discapacitadas y con mayores.

Hacer hincapié en que Triana funciona ahora de otra manera. Tras apartar del centro a la empresa que lo gestionaba, Sercade, el Cabildo puso al frente de forma temporal a uno de sus profesiones, que marcó las pautas más humanas, más lógicas, de trato con los internos. Posteriormente, en julio de 2013, la institución insular puso al frente del recurso a la Orden Hospitalaria San Juan de Dios, que desde el principio advirtió de que "no habrá sedaciones a los internos ni inmovilizaciones, salvo en casos muy extremos y bajo una estricto control de los facultativos".

El cambio ha sido radical, con terapias más respetuosas con el ser humano. Las puertas de Triana se abrieron a los familiares. Con Sercade al frente fue lo más parecido a una cárcel. Y hasta el aire que corre es diferente. Muy diferente.