Cuando en una sociedad las cosas van mal, económicamente hablando, los que más tienen que perder son los niños y los ancianos, sin olvidarnos de aquellos que debido a una enfermedad o a cualquier otra circunstancia se consideran dependientes de otra persona. Por consiguiente, todos ellos necesitan de nuestro apoyo, auxilio y solidaridad. Tal vez por ello me llamó la atención la campaña que está llevando a cabo la Obra Social La Caixa junto a los bancos de alimentos, para que el mayor número de niños que, por desgracia, no tenga acceso a un alimento tan básico y necesario para su alimentación, crecimiento y desarrollo, como es la leche, puedan acceder a él.

Para ello, dicha campaña nos muestra la foto de un niño con un bigote como si hubiera bebido un vaso de leche y le hubiera quedado la señal encima del labio superior. Es simple, efectivo y directo. La campaña va dirigida a empleados, clientes y a la sociedad en general, invitándoles a llevar a cabo las donaciones que estimen oportunas mediante diversos canales, entre ellos los electrónicos, como pueda ser el mero hecho de mandar un SMS con la palabra "leche" al 28024 o bien realizar una aportación solidaria a través de la página web www.granrecogidadeleche.es. Pero, además, si se quiere contribuir a la difusión de dicha campaña se puede utilizar las redes sociales, como Twitter, Facebook o Instagram, con la etiqueta #ningúnniñosinbigote y subir una foto personal con el bigote manchado de leche.

Precisamente, esta campaña la presentaron en la nueva Oficina A de La Caixa, situada en la plaza del Patriotismo, en Santa Cruz (tan sólo existen cinco oficinas de este tipo en toda España), donde CaixaBank quiere mostrar al cliente el nuevo concepto de oficina bancaria, y, a través del diseño y las nuevas tecnologías, han llevado a cabo un nuevo espacio que, a la vez, sorprende y atrae, y donde el cliente parece instalado en la recepción de un gran hotel moderno más que en una oficina bancaria al uso. Allí, en aquel escenario futurista (una combinación de innovación y calidez, confianza y dialogo con el cliente), la directora de Calidad de La Caixa, Carlota Suárez, junto con Óscar J. Fernández, supervisor de zona, dieron muestra de su hospitalidad señalando dicha campaña como la guinda de los veinticinco años de vida de la Obra Social.

Es más que evidente que lo que hace diferente a una empresa es su compromiso social, sobre todo cuando dicho compromiso se dirige hacia una tierra -en este caso Canarias- y hacia los colectivos más desfavorecidos de esa sociedad. Dicha entidad ha crecido desde su nacimiento hasta hacerse, en 2012, mayor, sobre todo, a raíz de la adquisición de Banca Cívica y, junto con ella, de CajaCanarias, llegando a tener hoy en día 290 oficinas y 1.500 empleados, convirtiéndose en una entidad líder en su sector.

Pero lo realmente importante para nosotros y para nuestra tierra es el hecho de que la Obra Social La Caixa haya sido capaz, durante esos años, de luchar por conseguir una sociedad más igualitaria, justa y cohesionada con una inversión de más de 115 millones de euros, a través de cuatro pilares fundamentales: acción social (63,20%), educación (6,70 %), cultura (13,90%) y ciencia y medio ambiente (16,20%). Pero resaltando algunas actuaciones singulares que en estos tiempos de crisis tienen que ser forzosamente solidarias y prioritarias para paliar el sufrimiento ajeno y mejorar en alguna medida la calidad de vida de nuestros conciudadanos, como son los desayunos escolares (junto con la Fundación CajaCanarias), la vivienda y el alquiler social, la ayuda a los mayores y la dependencia, las becas y los programas de empleo.

En resumen, lo más importante de la sociedad son las personas, y escucharlas, comprenderlas y ayudarlas y sentir empatía hacia ellas es la esencia del éxito o del fracaso, presente y futuro, de cualquier institución y/o empresa.

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