No se trata de una publicación al uso, tanto por la ingente información que contienen sus dos tomos (escrita y gráfica), como por lo que representa "rescatar" a cientos de personalidades isleñas que han mantenido vínculos con las cortes españolas y permanecían olvidadas en las gavetas de la historia, desde los tiempos de la conquista de las Islas (finales del siglo XV) hasta la proclamación de la Segunda República (siglo XX).

El estudio, titulado "Corte y sociedad. Canarios al servicio de la Corona", es resultado de más de 20 años de trabajo, una época donde el abogado, político e investigador Alfonso Soriano y Benítez de Lugo (Tenerife, 1934) ha rebuscado, consultado, analizado y ahora compartido una realidad que permanecía dispersa en archivos, registros y colecciones particulares.

Alfonso Soriano, ya alejado de la política y de las insidias de la "corte" de los partidos, estará hoy en el Real Casino de Tenerife a las 20:00, donde Juan Gómez-Pamo y Guerra del Río, bibliotecario del Museo Canario, presenta su libro.

Al autor lo llena de orgullo el hecho de que la Real Academia de la Historia haya recomendado la publicación de este estudio "con la calidad y esmero que su texto y sus impresiones merecen", un privilegio que hasta ahora solo había merecido la obra "Noticias de la Historia General de las Islas Canarias", de Viera y Clavijo.

Soriano destaca la edición de los dos lujosos volúmenes, al cuidado de Carlos Gaviño y tirados en la Litografía Drago, que subraya ha sido posible gracias al apoyo económico del Parlamento y el Gobierno de Canarias, además de las suscripciones de particulares.

El autor desvela que este proyecto surgió durante sus estancias en Madrid, cuando ejercía como diputado, y de su curiosidad por descubrir y dar a conocer a los canarios que vivieron en la corte, donde algunos llegaron a alcanzar puestos de gran relevancia.

Soriano precisa que "la corte se consolida con Carlos V, cuando el rey introduce el protocolo de la Casa de Borgoña. De hecho, contar en ella con algún miembro era objetivo de las familias, ya que garantizaba favores de la Corona".

La llave que figura en la portada de la publicación representa el símbolo de "gentilhombre" que concedía el rey a los súbditos en quienes confiaba: una condición de privilegio.

Entre los personajes de tan prolija relación, el autor señala a Hernán de Hoyo, Caballero de la Espuela, quien salvó la vida a Fernando el Católico en un atentado perpetrado en Barcelona, lo que condujo a la implantación de la guardia de alabarderos.

También figura el religioso Cristóbal Bencomo, confesor de Fernando VII, quien influyó en el monarca para levantar la Universidad de San Fernando y crear el obispado de Tenerife.

Otros ejemplos, sin embargo, no dejan en buen lugar la memoria colectiva. Es el caso del general y político Leopoldo O''Donell, que pese a ser el único tinerfeño que ha ocupado el cargo de presidente del Gobierno, por designación de Isabel II, apenas ha merecido consideración social.

En este listado se suceden literatos, como Juan de Iriarte; pintores, caso de Luis de la Cruz y Ríos, músicos como Teobaldo Power... Y representa un valor de esta publicación y la constatación del éxito personal, la presencia de canarios en lienzos salidos de la paleta de Goya, como Bernardo de Iriarte, de Puerto de la Cruz, y Antonio Porlier y Sopranis, marqués de Bajamar y ministro con Carlos IV.

Además, el autor ha descubierto el retrato de la V Adelantada de Canarias, Porcia Magdalena Fernández de Lugo, princesa de Asculi por matrimonio, de cuyo título recibe el nombre la hacienda de Los Príncipes en Los Realejos.

Autor: Alfonso Soriano y Benítez de Lugo

Título: "Corte y sociedad. Canarios al servicio de la Corona" (dos tomos)

Editorial: Gaviño de Franchy Editores